Dos dominicas hacen su Profesión Solemne en el monasterio de la Santísima Trinidad de Baza
Sor Magdalena Nthambi Munywoki de la Santísima Trinidad, O.P. y Sor María Evalina Kathína Wambua de Jesús Crucificado, O.P.
El domingo, 8 de octubre, tuvo lugar en la iglesia conventual del Monasterio de las Madres Dominicas de Baza la profesión solemne de dos de sus hermanas, Sor Magdalena Nthambi Munywoki de la Santísima Trinidad, O.P. y Sor María Evalina Kathína Wambua de Jesús Crucificado, O.P. La Eucaristía fue presidida por el obispo de Guadix, Mons. Ginés García Beltrán junto con varios sacerdotes, frailes dominicos, religiosas y un grupo nutrido de fieles amigos de la Comunidad.
Con carácter eterno
En su homilía, el prelado accitano comenzó recordando que "este acto, desgraciadamente no es muy frecuente, y por eso hay que dar gracias a Dios porque estas dos hermanas nuestras van a realizar su profesión solemne para siempre, con carácter eterno". Don Ginés, insistió en que "el para siempre solo se entiende cuando Dios es lo primero, y solo desde Dios que es eterno, podemos entender que hay realidades que son para siempre". Es desde esa condición de eternidad desde donde se entiende la consagración hasta la muerte. Dejándonos hacer y cada día poder configurarnos a ese Dios.
El rito de profesión religiosa estuvo cargado de momentos muy emotivos, como el gesto de postración de las hermanas en el suelo, en el que se recordaba los modos de orar de Santo Domingo, y el interrogatorio que hizo el señor obispo a las hermanas. Cabe destacar la importancia del momento en que las hermanas se acercaron a la madre priora Sor Guadalupe, y de rodillas, tomando las constituciones en las manos, proclamaron obediencia a Dios, a la Bienaventurada Virgen, al Bienaventurado Domingo, al Maestro de la Orden, a la priora, y a sus sucesoras, hasta la muerte.
También fue significativa la presencia de las insignias propias de esta ceremonia, donde las madrinas, en sustitución de sus padres, les colocaron una corona de flores, el velo en la cabeza para simbolizar el amor hacia Dios y la Virgen María, así como, la entrega de los anillos, símbolo del desposorio con Cristo. Otros momentos significativos de la celebración fueron las danzas que realizaron en la presentación de las ofrendas y la acción de gracias, con la que la liturgia se vio enriquecida por la cultura africana, en su modo de dar gracias a Dios desde la música y el baile.
La acción de gracias, pronunciada por una de las hermanas, expresaba un corazón agradecido, por todo lo vivido en estos años de formación, desde que sintieron la llamada en su tierra natal Kenia para llegar a España a poder realizar el seguimiento de Cristo desde la vida contemplativa y poder hacerlo en la Orden de Predicadores. Dieron gracias por tantos sueños, encuentros, momentos buenos y no tan buenos vividos desde una fuerte experiencia del amor de Dios.
Al acto asistieron un buen número de fieles de Baza, así como personas llegadas de la ciudad sevillana del Arahal, donde estas dos monjas llegaron desde su tierra natal para comenzar su formación. En la comunidad de Baza llevan desde diciembre.
Una vez concluida la solemne ceremonia, se invitó a todos los presentes, parientes y amigos, a compartir en el claustro del monasterio un refrigerio en el que se pudo intercambiar la alegría de la celebración.