El arte medieval gótico y mundo de la espiritualidad

El pasado 17 de enero en el Capítulo Nuevo del convento de San Esteban de Salamanca, la profesora Dña. Luisa Lahoz Gutiérrez pronunció una conferencia sobre el tema "Espiritualidad en el arte gótico".

Tras el largo paréntesis navideño, las Conversaciones de San Esteban han vuelto al ritmo normal de su calendario de los martes. Y, como siempre, con gran afluencia de público a pesar de las inclemencias climatológicas. Este martes le tocaba el turno a Luisa Lahoz Gutiérrez, doctora y profesora titular de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca, quien disertó sobre el papel del arte medieval gótico en el complejo mundo de la espiritualidad. Un arte cuyos códigos de lenguaje no se entienden sin la aparición de las Órdenes mendicantes de los franciscanos y los dominicos, cuando los monasterios se convirtieron en conventos.

Amenizando su exposición con la proyección de bellas imágenes, la conferenciante centró su atención en algunas escenas sobre el juicio final en los pórticos góticos de las catedrales de Tudela-Navarra, de León y de Ciudad Rodrigo-Salamanca, para finalizar con otras sobre la muerte en el conjunto funerario del Monasterio de S. María de Quejana, hasta hace poco de las Dominicas.

Las imágenes son polisémicas y sólo dejan entrever el sentido del artista cuando son contextualizadas dentro de su marco histórico y en función de la audiencia a la que van destinadas. En cada caso, por ejemplo, es diferente la forma de abordar el tema del más allá, ya que detrás de cada conjunto iconográfico subyace un discurso teológico muy elaborado que busca persuadir mediante estrategias visuales bien definidas. En otras palabras, la gestualidad está al servicio de una concepción escatológica determinada: el carácter punitivo del juicio final, la visión materialista de la resurrección, el mundo sensual de los bienaventurados, la concepción “matrimonial” de la unión alma-cuerpo, etc. Cabe decir otro tanto de los monumentos funerarios y de la importancia que cobra el tema de la muerte dentro del espacio eclesiástico de aquel entonces.

En definitiva, el arte es una caja llena de resonancias teológicas, un documento valiosísimo para el estudio de la espiritualidad. Ahora bien, esta vinculación imagen-palabra requiere una metodología interpretativa adecuada, no exenta de dificultades, que respete el contexto originario de cada obra.