Los frailes dominicos de la Provincia de Hispania realizan un retiro en Caleruega dirigido por Fr. César Valero OP
Crónica de Fr. Juan José de León Lastra OP
Más de 20 frailes de la Provincia de Hispania han realizado el retiro anual de final del verano. Ha tenido lugar entre los días 28 de agosto y 1 de septiembre en Caleruega (Burgos). Este año, Fr. César Valero, vicario del Vicariato Provincial en España de la Provincia de Ntra. Sra. del Rosario, ha el encargado de dirigir el encuentro.
Crónica de Fr. Juan José de León Lastra OP:
Llegamos a Caleruega la tarde del lunes, día 28. Lo primero que se nos manifiesta son los cambios introducidos por la nueva dirección de la casa de espiritualidad, para que esta sea más funcional y acoja a más personas y esté de acuerdo con las exigencias de la hospitalidad actual. Caleruega nos recibe con un clima agradable. En el grupo predominan los dominicos jóvenes, en período de formación institucional. Varios países representados. Y estamos también algunos veteranos, o sea mayores, asiduos a estos días de retiro que anualmente organiza la Provincia.
Día 29, martes.
Preside la misa con laudes, quien nos va a dirigir la palabra estos días, fray César Valero, Vicario en España de la Provincia del Rosario. Recordando el martirio de San Juan Bautista, que celebramos hoy, fray César invita a la fidelidad a lo que somos, a nuestra misión, como hizo el Precursor.
En la primera reflexión, tras ser presentado por el Prior Provincial y agradecer su disponibilidad, fray César invita sobre todo a ocupar estos días en preguntarnos cuál es la voluntad de Dios para cada uno; también para la comunidad a la que pertenecemos, para nuestra Orden, la Iglesia y la sociedad. Con una actitud previa de evitar la mundanización, como pide Pablo en la Carta a los cristianos de Roma 12,2, texto que sirve al ponente para basar su reflexión y motivar la nuestra: “No os acomodéis a los criterios de este mundo; al contrario, transformaos, renovad vuestro interior, para que podáis descubrir cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”. Finaliza insistiendo en que todo ello necesita, discernimiento y valor para optar por lo bueno.
A las 13,15 nos reunimos en torno al pozo que recuerda el lugar del nacimiento de Nuestro Padre. Momentos de oración que dirigen cuatro frailes estudiantes. Con un delicado fondo musical, que no elimina la elocuencia del silencio en este lugar, fray Cristo nos pone al tanto del origen e historia del lugar, y del sentido del pozo en la Sagrada Escritura, como lugar donde surge el amor, para que luego, Fray Cecilio, fray Ariel y fray César nos ayuden a reflexionar sobre el agua que hemos de desear, la que sacie nuestra sed, la que Jesús ofrece a la Samaritana. Sus reflexiones tuvieron su eco entre los frailes. No olvidemos lo que a diario decimos de Nuestro Padre, “aquam sapientiae propignasti gratis”, que se traduce declararle “fuente de la sabiduría”.
La reflexión de la tarde versó sobre la centralidad de Jesús. Lo que dijo y de modo especial el modo de decirlo, propio de alguien convencido, y que vive lo que dice, dio qué pensar. Hay que volver sobre las promesas de Jesús de estar con sus discípulos y que frente a un mundo que no les comprende e incluso persigue, él ha vencido al mundo: no temáis. Hubo también sus reacciones en la asamblea para enriquecer la exposición.
Las vísperas las presidió fray José Luis Ruiz, socio del prior provincial. Al hilo de la lectura breve señaló la diferencia entre la predicación del Bautista, que insistía en la conversión y en ella se quedaba, y la de Jesús que, además de conversión, exigía creer en el evangelio; así como en la diferencia entre la visión del ser humano, más bien ser de pecado de Juan, y el acento de Jesús en que todos somos hijos de Dios.
Día 30, miércoles.
El Prior Provincial, el Síndico de la Provincia y quien firma esta crónica, se desplazaron a Villava al funeral por fray Antonino Iturbe. Un fraile que mereció el cariño de sus compañeros y de quienes con él se relacionaron, por su actitud acogedora, servicial, y de hondura religiosa, mamada ya en su familia, de la que salieron otro fraile dominico y dos hermanas dominicas. Fue fray Manuel Santos quien recogió el material de lo reflexionado este día.
En la eucaristía con laudes, fray César en su homilía hizo suya la llamada del Señor en el evangelio de hoy, e ir en contra de lo que denuncia a los fariseos: su hipocresía, su doblez. Lo nuestro es la verdad, la trasparencia, la fidelidad.
El capítulo general de Ávila de 1986 escribió una carta a los novicios y, entre otras cosas, les decía: “Tened en cuenta que la fe en Dios sólo está en el horizonte”, es decir, más allá. Lo nuestro es caminar más allá con el Señor, que siempre va delante de nosotros.
La primera charla de este día se centró en el amor fraterno en nuestras comunidades. Volvió a recordar el texto de Rm. 12,2: “No os ajustéis a este mundo…”. Que en este caso exige que busquemos el afecto mutuo en nuestras comunidades en el amor fraterno.
Es arte difícil, dice el ponente, el de la comunión fraterna. El de llegar a ser, como dice Jesús a sus discípulos, unos en comunión con él. “La comunidad es nuestra cruz y nuestro gozo”. El gran desafío.
Bonita imagen ofrece fray César: Los frutos en el árbol o en un cesto, ocupan cada uno su sitio sin interacción. Si se hace una macedonia con ellos, cada uno pone lo mejor de sí para construir un conjunto agradable. No sería aconsejable pasarlos todos por el túrmix, porque cada fruto habría perdido su singularidad.
Fray César insistió en la amistad como base; la corrección fraterna desde el amor, al estilo de santo Domingo a sus frailes; la actitud de acogida del otro; y siempre el servicio. Y advierte de que esa justificación de actitudes anticomunitarias que se apoyan en que “yo soy así”, ha de rechazarse.
Jacques Loewe, Laín Entralgo, Albert Camus, el cardenal Martini, son citados por el autor en diversos momentos de su exposición.
A mediodía, oración mariana, hoy en la capilla coral. Los novicios la prepararon con cariño y sabiduría. De amor se trataba, el que se manifiesta entre Isabel y María y el que proclama Dios a su pueblo en el Magnificat, en especial a los necesitados. Por ello en las reacciones que hubo y alguna fue amplia, un especialista hizo alusión a la erótica, como arte de saber amar, o algo así.
La reflexión de la tarde abordó la dimensión profética de nuestra vida. Esta mañana vimos lo nuestro hacia dentro, y esta tarde lo nuestro hacia fuera. Se trata de recuperar y reforzar el profetismo, que es una consecuencia de nuestro bautismo, donde fuimos hechos sacerdotes, profetas y reyes. Algo que caló profundamente en Santo Domingo y que inculcó a su Orden.
En el libro “El profetismo de Israel”, su autor se pregunta dónde arriesga más Dios en su obra. No se arriesgó mucho en la naturaleza, a la que dotó de unas normas fijas y sigue su ritmo. Sí se arriesgó en la historia, porque en ella los protagonistas son los seres humanos, al desear que esa historia se desarrolle según su proyecto.
Romano Guardini dice que “el profeta es el que dice a su tiempo, contra su tiempo, lo que Dios manda decir”. Para ello es necesario: ser sabio, que implica ser oportuno; ser valiente porque irá contracorriente no pocas veces; ser místico: conectar con Dios y con lo que él desea.
La preocupación del profeta es preguntar “¿dónde está tu hermano?”. La tarea principal del profeta será siempre la protección de la vida y de la dignidad del ser humano.
Las vísperas las presidió fray Manuel Santos. Se agradece celebrar de verdad las vísperas con el canto de himno y la salmodia. Fray Manolo se hizo eco de la carta de Santiago que, con la claridad propia de esas cartas, nos llamó la atención sobre qué es ser cristianos, sin que nosotros lo pidiéramos desde niños, y otra entusiasmarse con Jesús y obrar de acuerdo al evangelio ya como adultos.
Día 31, jueves.
En la eucaristía fray César nos insta, al hilo del texto evangélico, a estar atentos a la presencia de Cristo en nuestra vida, ser criados fieles. Una presencia que se realiza en los sacramentos, en especial en la eucaristía, donde dos o tres se juntan en su nombre, en la oración comunitaria, también en la privada, en el necesitado, “a mí me lo hacéis”, en la palabra de Dios…etc. (Sacrosanctum Concilium,7).
La reflexión de la mañana. Siempre con base al texto de romanos 12,2 “no os ajustéis a este mundo…” fray César ofrece a lo largo de las dos reflexiones un decálogo de contraste entre lo que el mundo ofrece y lo que hemos ofrecer como cristianos y dominicos. En esta maña ofrece los cinco puntos primeros:
Frente a la competición y el culto al campeón, la compasión. Que se basa en el amor, se realiza en la acción y exige suspender los juicios negativos públicos del otro, en especial en la vida comunitaria. Frente al individualismo insolidario, la acogida al otro, aunque suponga alguna renuncia. Frente a lo que llama truquismo, manipulación de la información, la verdad. Que es la de Jesús: la verdad del amor del Padre y la de la dignidad de la vida humana. Frente al consumismo narcisista, la austeridad o la sobriedad. Acude a la afirmación del P. Arrupe allá por la década de los setenta del siglo pasado: misión de la vida religiosa es instaurar la cultura de lo necesario. Frente a la vida consumo-deleite, la vida respetada, mimada, servida, amada. Dios es amante de la vida (Sabiduría).
Hoy en la iglesia parroquial fray Pepe Rafael Reyes preparó y dirigió una oración penitencial. Se centró sobre todo en el uso de nuestra palabra y nuestro silencio, instando a revisar cuando se utilizan no para construir, sino para derruir. Necesitamos revisar nuestra vida a la luz de sus palabras, y sus silencios; convertirnos y reconciliarnos con Dios y el hermano.
Por la tarde fray César culminó el decálogo. Frente al escaparatismo de la mundanidad (Papa Francisco), principios y valores evangélicos. Frente a la violencia, justicia y paz. Y también ser violento contra el instinto interior que nos impulsa a la violencia, en especial la verbal. Frente al pensamiento débil y uniformado, “ser estudiosos de Cristo”, como en los albores de la Orden un cardenal describió a los dominicos. Frente a la tristeza, que a veces lleva al suicidio, la alegría fruto del espíritu pascual. Frente a la ausencia de Dios en nuestra sociedad, la santidad, ser hombres de Dios. Hubo alguna reacción a este último punto sobre la ausencia de Dios en nuestro mundo.
Al final de esta reflexión, el Prior Provincial agradeció a fray César Valero lo mucho y bueno que nos ha transmitido y compartido en estos días.
Las vísperas las presidió quien firma esta crónica. Unas palabras sobre la fe al hilo de la lectura breve de la primera carta de Pedro. A lectura breve comentario breve; a lectura compleja en su brevedad, comentario complicado.
El día 1 de septiembre, la celebración eucarística con las laudes fue en el coro de las monjas dominicas. No podíamos tener mejor compañía, ni celebración más entrañable para finalizar el retiro. Preside también fray César Valero. Su última reflexión de estos días en la homilía comentando la parábola de las diez vírgenes, es que la vigilancia a la que nos insta el texto, ha de realizarse en encontrar el sentido de nuestro vivir y obrar de acuerdo con él; en la necesidad de saber asombrarnos de la realidad fantástica del amor de Dios y de sus manifestaciones en nuestra vida; de verter ese asombro en vivir en servicio cordial a los hermanos; y en vivirlo con alegría, también en medio de momentos difíciles.
Con el desayuno, llegó la despedida, llevando el buen sabor de estos días de reflexión, fraternidad y oración en Caleruega.
Fr. Juan José de León Lastra OP