San Jacinto de Sevilla celebra 250 años de historia
San Jacinto de Sevilla celebró la festividad de la Candelaria en el marco de su 250 aniversario, con la restauración de la Virgen y la presentación de los niños nacidos en el último año
La parroquia de San Jacinto de Sevilla, un enclave emblemático para todo el barrio de Triana y que forma parte de la historia de la ciudad, ha celebrado este fin de semana pasado una efeméride muy especial: el 250 aniversario de la inauguración del templo. Para darle más solemnidad, la comunidad parroquial preparó una celebración especial.
Historia del templo
El templo se levantó donde anteriormente había una ermita consagrada a la Virgen de La Candelaria, perteneciente a un antiguo hospital, como consecuencia del traslado en el año 1679 del convento de la Orden de Predicadores que, bajo la advocación de San Jacinto, se levantó en otra ubicación. La iglesia que entonces se construyó en este lugar se desplomó el 30 de mayo de 1730, tras unas inundaciones; por lo que hubo de levantarse otra nueva.
Virgen de Candelaria
La imagen que presidía el altar mayor era, precisamente, la de La Candelaria. Esta había sufrido el paso del tiempo, y hubo de ser retirada ante las graves deficiencias que presentaba. Pero, felizmente, fue restaurada y recolocada en el centro del retablo mayor el año pasado, también en esta fiesta mariana, recuperando además la tradición de la presentación de los nacidos durante el año, una fiesta que era muy popular durante los años en los que hubo presencia dominicana en el templo.
Celebración
Para la celebración, se cursó una invitación a todas las “fuerzas vivas” de la parroquia: grupos parroquiales de catequesis, de acción social, de formación, de oración, etc., así como a las dos hermandades del ámbito parroquial (La Estrella y el Rocío) y a todas las personas que de alguna manera simpatizan con nosotros y vienen a celebrar la fe con nosotros.
La eucaristía fue presidida por el párroco Fr. Fco. Javier Rodríguez Sánchez, quien estuvo acompañado del vicario, Fr. L. Javier Aguilera Fierro, y por la comunidad del convento de Santo Tomás, sede del noviciado y residencia de los dominicos actualmente en Sevilla.
En su homilía, el párroco animó a celebrar estos acontecimientos con agradecimiento, recordando “a tantas personas como han hecho posible que hoy estemos aquí, recordando que, al fin y al cabo, la comunidad la hacemos las personas. No celebramos solo una bella construcción arquitectónica, sino a las piedras vivas que, desde hace dos siglos y medio, venimos celebrando, viviendo y acompañándonos en el camino de la fe”.
Cabe resaltar la gran afluencia de fieles (recordando el tamaño considerable del templo). Pero mención especial fue la participación de la escolanía Domus carmina que desde el coro, puso la emoción y la belleza a un acto del que la gente salió emocionada. Esta escolanía tuvo como germen una invitación del párroco a participar en un evento especial y, desde entonces, está íntimamente ligada a los frailes (no en balde, ensayan los domingos por la tarde en el convento de Santo Tomás). Nos deleitaron con su saber hacer, con sus afinadas voces y con un repertorio musical que acompañó los distintos períodos de la eucaristía con la unción propia de cada momento. Dirigida por Jesús Becerra, tras la ejecución del Magníficat dominicano (bellamente adaptado por él para la escolanía), cosechó un aplauso espontáneo de los asistentes como agradecimiento por su buen hacer.
Tras la presentación de los numerosos niños que acudieron al acto, y leída una oración por un padre y una madre, concluimos el acto, al que siguió una pequeña invitación, a la salida del templo, de unos pastelitos elaborados especialmente para la ocasión por nuestras hermanas del convento de Bormujos y que, aunque se quedaron cortos ante la falta de previsión, sirvieron de colofón a tal celebración.