El signo del hábito invita a los nuevos novicios a seguir buscando que quiere Dios para sus vidas
4 jóvenes vivieron la experiencia de la toma del hábito como novicios dominicos en el convento Santo Tomás de Aquino de Sevilla
Después de haber iniciado hace mes y medio el noviciado, el sábado 23 de octubre en el convento Santo Tomás de Aquino de Sevilla, 4 jóvenes vivieron la experiencia de la vestición del hábito como novicios dominicos: Fray Cesar de Camps (Prov. Hispania), Fray Yurisbel Acosta (Prov. Hispania), Fray Mario Ríos (Prov. San Vicente Ferrer) y Fray Óscar Sique (Prov. San Vicente Ferrer)
Fue en una eucaristía presidida por el Prior Provincial de Hispania, Fray Jesús Díaz Sariego. Estuvo acompañado por frailes y estudiantes de diferentes partes de la provincia de Hispania que participaron de manera fraterna y cercana en este importante paso del proceso de formación. También participaron miembros de la Fraternidad Laical, y de las comunidades de San Jacinto y Santo Tomás de Aquino.
Este acontecimiento nos remonta a lo que ya se realizaba hace más de 800 años cuando comenzó la Orden de Predicadores y que convierte a los novicios en hijos de Santo Domingo de Guzmán. Este paso es un signo externo que les invita a revestirse «del hombre nuevo» que va configurando su vida en el seguimiento de Jesucristo.
En palabras de fray Mario Ríos: "Este nuevo paso en la formación dominicana, con el signo externo del hábito, nos invita en todo momento a vivir la experiencia del noviciado como un proceso de interiorización constante. Vestir el hábito debe ser una llamada a vivir en coherencia con la opción que hemos iniciado en nuestro proceso de discernimiento y búsqueda constante de lo que Dios quiere para nuestras vidas."
En la homilía Fray Jesús Díaz enfatizaba las características del hábito dominicano "blanco y negro", esos matices que representan la vida del que está en camino. Conscientes de las luces y sombras que acompañan nuestro proceso de seguimiento, nos mueven a pedir "la misericordia de Dios y la de los hermanos". Hay un momento de particular importancia que se convierte en signo visible, donde despojados de si mismos, postrados y abandonados en las manos de Dios invocan la presencia y acción del Espíritu Santo para que con su auxilio constante les fortalezca en la debilidad.
Esta experiencia invita a caminar al estilo de Domingo siguiendo el ejemplo de tantos dominicos que han servido a la Iglesia y a la Orden en tantos países alrededor del mundo, especialmente a los menos favorecidos. Los novicios invocan a Dios, a Santo Domingo y se encomiendan a las oraciones de todos, para que con su ejemplo, les ayuden a hacer honor a tantos que a través de la historia vistieron el mismo habito dominicano.