“Sin Límites”, el grupo musical de un centro penitenciario en Puerto Maldonado que le canta al Papa
La banda espera ver este viernes a Francisco de cerca y cantarle su tema “Esperanza y amor”
Su historia como grupo musical empezó hace casi tres años, dentro de los infranqueables “límites” que impone un centro penitenciario que hasta hace un tiempo ofrecía pocas esperanzas de rehabilitación a sus internos.
En un principio no tenían donde ensayar y no tenían casi instrumentos. En la cárcel San Francisco de Asís, ubicada a un lado de la vía que comunica el aeropuerto Padre Aldamiz con el centro de la ciudad de Puerto Maldonado, eran pocas las oportunidades que se le podían presentar a sus internos.
Según cuenta Wilder Jairo, interno y delegado general del centro, el cambio se dio hace unos tres años. Allí, en un entorno que buscaba salir de la neblina con el impulso de algunos talleres, un grupo de presos fundó la banda musical Sin Límites, que hoy quiere, nada menos, tener la oportunidad de ver cara a cara al papa Francisco en la visita de algunas horas que hará a la ciudad.
La banda está formada por Juan Monsefú, guitarrista y director del grupo; Luis Córdova, en los vientos; Elías Pinedo, primera voz; José Salas, en el timbal; y Tito Uscchuaman, teclista. Se creó “haciendo música militar, llámese marchas o himnos”, dice Pinedo, de 38 años, quien lleva cumplidos cinco de los trece años a los que el juez le sentenció. Cuenta que de pequeño cantaba en la iglesia y que hoy “le hace mucha ilusión saber que viene el Papa” y que incluso ha llegado a soñar que le da la mano.
Una nueva oportunidad
“Esperanza y amor” habla de alguien que se ve solo y aun así se siente acompañado. Juan Monsefú tiene 30 años y escribió la canción a propuesta del director del correccional. En los ensayos se le ve siempre con una guitarra tallada en madera, con la figura del medio cuerpo de un ángel. Sobre el sentido de la canción, dice que “habla de que nada está perdido, y el día menos esperado se pueden abrir nuevas puertas”. Si tuviese al Papa cerca, dice, “le pediría simplemente que me dé una nueva oportunidad”.
Dos veces a la semana, el padre José María Castillo visita la prisión y habla y escucha a sus presos, canta con ellos; se dirige hasta los pabellones más difíciles y habla también con las presas, unas cincuenta de un total de 900. En las redes sociales se acaba de lanzar un videoclip que, con el empujón que da la llegada del visitante del Vaticano, espera hacerse viral.
El padre José María dice que Esperanza y amor muestra que “dentro de los lugares más oscuros (como la cárcel) también hay esperanza”. Es probable que no lo sepan, pero Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, ha tenido gestos públicos hacia las personas recluidas en las prisiones. Apenas hace un par de días, estuvo en una prisión de mujeres en su visita de tres días a Chile, donde recordó a las reclusas que “estar privado de la libertad no es estar privado de la dignidad"; y antes, en setiembre del año pasado, dejó que internos e internas de tres cárceles participasen de una misa campal en Medellín, Colombia.
Sin Límites ensaya en una capilla que los mismos presos han levantado, algunos ya están a punto de abandonar el centro, no es el caso aún de Luis Córdoba, que nació en Ecuador y fue detenido en la frontera entre Puerto Maldonado y Brasil llevando droga. Aún le quedan 31 meses de condena. Se inició en la música tocando el bandolín de quince cuerdas, aunque también toca la guitarra, el violín y el charango.
La banda espera ver este viernes al Papa de cerca, oficialmente no está dentro de su programa que haga una parada en el centro penitenciario, aunque la esperanza nunca la pierden, como alude su canción.