El testamento espiritual de Santo Domingo de Guzmán, presencia viva en Castilla la Mancha

Más de siete mil visitantes han sido testigos hasta el momento de la exposición “En la mesa con Santo Domingo”

  Recogemos las palabras de Fr. César Valero Bajo, O.P. en su prólogo del Catálogo de la exposición En la mesa con Santo Domingo, para resumir el espíritu de lo vivido, desde que se inició el periplo expositivo de la muestra que el Vicariato de la Provincia del Rosario inauguró el pasado mes de mayo: “¡Qué hermoso sería que tú y yo, tras visitar la exposición, volviéramos a nuestras cotidianidades, iluminados también por la alegría que Domingo nos ofrece!”.

  Esa alegría se ha hecho efectiva en todas y cada una de las sedes que han albergado -hasta el momento- la exposición. Más de siete mil visitantes han sido testigos de “la proximidad de Domingo con las gentes (de ayer y de  hoy), su capacidad de amistad con cuantas personas se acercan a él… son el mejor testimonio de una personalidad madura y de la integración de los valores del amor humano en un proyecto de vida evangélico y apostólico” (Fr. Felicísimo Martínez O.P.).

  Aprovechando el ecuador de esta travesía, queremos detenernos en la experiencia vivida en cuatro municipios castellanomanchegos en los que en su día, la Orden de Predicadores fundó comunidades. La providencia y el trabajo de sus regidores han permitido que la ruina de los que en su día fueran conventos llenos de vida, vuelvan a erigirse no sólo como testimonio arqueológico de lo que fueron, sino como entidades ávidas del carisma de Santo Domingo.

  Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y los conquenses municipios de Carboneras de Guadazaón, Huete y Villaescusa de Haro se han convertido durante los meses de julio y agosto en instrumentos de evangelización, que han posibilitado que en un tiempo, como el nuestro, caracterizado por grandes transformaciones y nuevos desafíos a los que tiene que hacer frente la misión evangelizadora de la Iglesia, Domingo de Guzmán y sus frailes continúan siendo discípulos misioneros, esta vez a través de la cultura y el arte.

  Fuera de nuestros conventos -donde estamos acostumbrados a recibir-, hemos sido recibidos, como lo fueron nuestros hermanos en  otra época, y donde llevaron a cabo durante siglos la labor evangélica. Hemos podido  participar de la “comensalidad” de la que Fr. César Valero O.P. nos hablaba en cada una de las inauguraciones, donde los platos principales a los que Santo Domingo nos convida a través de esta exposición son: “la cristocentralidad, las lágrimas compasivas de Santo Domingo y su afán de ir siempre más allá”. Y de la misión evangelizadora que a día de hoy se sigue llevando a cabo en Oriente, y que compartió con nosotros en cada una de las inauguraciones nuestro recién nombrado prior provincial, Fr. Rubén Martínez Ortega, O.P.

  La participación de esta experiencia ha estado unida a la fraternidad entre la Provincia de Hispania y el Vicariato de España de la Provincia del Rosario en la celebración eucarística compartida en Huete con el párroco  D. Juan Antonio González, presidida por Fr. Juan Carlos Cordero O.P.,  predicada por Fr. César Valero O.P. y concelebrada por Fr. Francis Nge Nge, O.P. y Fr. Matthew Shing Mang. Y en los cursos de verano impartidos por la Universidad de Castilla La Mancha los días 3 y 4 de septiembre en Villaescusa de Haro. Donde se ha profundizado en el estudio histórico y artístico de la Orden en la diócesis de Cuenca y en el entorno de Castilla La Mancha, así como en la presencia actual de los edificios conservados, su época y su influencia desde el s. XIV hasta nuestros días y las posibilidades de actuación de cara a actividades futuras vinculadas con este Patrimonio. Durante estos cursos la Orden ha podido testimoniar a Santo Domingo a través de las ponencias de Fr. Miguel Angel Medina Escudero  y Fr. Rafael Jiménez Morillo, y acercarnos a la realidad del presente y futuro de la Orden con la intervención en la mesa redonda de Fr. Iván Calvo Alonso y Fr. Pedro Juan Alonso Merino y Remedios Gordo.