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Toma de hábito en el monasterio de Alcalá la Real (Jaén)

22 de octubre de 2009

El pasado 7 de octubre, festividad de Nuestra Señora del Rosario tomaron el hábito de la Orden de Predicadores en el monasterio de Ntra. Sra. de la Encarnación de Alcalá la Real (Jaén) las jóvenes Sor María Teresa, sor María Lorenza y sor Julia Amor.

La celebración comenzó con la procesión de los concelebrantes que se acercaron al coro y allí, bajo la presidencia del padre Otero y del padre Asistente, Luis G. Matamoro se fue desarrollando la ceremonia que tuvo, entre otras anécdotas, las lágrimas no solo de las jóvenes postulantes, sino de muchos y muchas amigos y amigas de esta casa que sentían la profunda alegría de que sus oraciones y súplicas habían sido escuchadas y la cercanía de Dios Nuestro Señor estaba plenamente demostrada en esta hermosa y bella tarde. El Espíritu se sentía profundamente revolotear por allí, se sentía algo que las palabras no pueden expresar, hay que experimentarlo y vivirlo.

Lo primero que hacen nuestras hermanas es pedir la “bendición” y “consentimiento” de sus padrinos en representación de sus padres, para llevar a cabo la vocación que nace en sus corazones, con la llamada de Dios.

Una vez recibida la bendición de sus padrinos, con la alegría contenida en sus corazones, se dirigen a la comunidad dominicana y se “postran en tierra”, para pedir el ingreso en la Familia Dominicana. Oran en silencio.

Después, hermanas de la comunidad visten con el hábito de la Orden de Predicadores a las postulantes, despojándolas de las vestiduras del mundo, como signo de renuncia voluntaria a este modo de vida; también se procede al “corte de pelo”, como renuncia al adorno personal y la aceptación de una vida donde prevalece la entrega de la oración, entrega a Dios y la entrega a los demás, por encima del interés propio.

Mientras son vestidas con el hábito se canta el VENIT CREATOR. Una vez finalizada la vestición se postraron de nuevo en tierra, y mientras todos, unidos, oramos por ellas. Siguió la bendición de crucifijos que les fueron entregados a las novicias.

La celebración continuó con el simbólico gesto de la elección de la corona en la que cada novicia recibió dos coronas: una de flores, que simboliza la belleza humana y lo efímero de las cosas mundanas que pronto pasan, y otra de espinas que indica el esfuerzo, la entrega y el sacrificio que la vida en comunidad dedicada a los demás encarna, y que tiene como premio la inmortalidad y el encuentro con Dios Padre al final de una vida de constancia y entrega desinteresada.

El padre Luis dijo unas palabras que llegaban a lo más profundo de cada uno y sobre todo de las recién novicias. “El Señor es muy celoso y nos quiere totalmente para Él”…

Todo se fue desarrollando con suma sencillez y solemnidad, al final y tras más de dos horas de celebración seguida con profundo recogimiento, toda la iglesia estalló en un largo y cálido aplauso de alegría por las gracias recibidas y por estas tres jóvenes regalo del Señor y de Nuestra Santísima Madre del Rosario en este su día. Por último y como agradecimiento por todo, una monja en nombre de toda la Comunidad dijo unas palabras que arrancaron lágrimas y aplausos de todos los congregados.

Finalizada la ceremonia la comunidad invitó a los asistentes a un pequeño ágape en unas dependencias anejas al monasterio donde recibió las felicitaciones de todos los presentes acabando así unos días de celebraciones y de feliz ajetreo.

Queremos dar las gracias a todas las personas que estuvieron presentes y que cada día están pendientes de esta casa que para ellos es parte de su vida.

Rezad para que nuestras novicias respondan con fidelidad al Señor y nosotras las sepamos acompañar en cada momento.

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