Una vida en plenitud
Estas cuatro palabras podrían resumir la vida de nuestra Hermana SOR Celia Marcos Franco que el día 20 de marzo cumplió 100 años. Al ser día laboral trasladamos la celebración al sábado día 23. Nos acompañaron la Priora Provincial y varias hermanas de otras Comunidades, algunas sobrinas y los empleados de la casa.
Nada mejor para resumir su vida que la monición de entrada que hizo Sor Aurora Llamazares al comenzar la Eucaristía que celebró el Prior del Convento de los dominicos de San Pablo, P. Antonio Abad:
“ Un gran día y un gran acontecimiento celebramos hoy, dentro de lo que supone la sencillez de nuestra vida y la marcha de nuestra comunidad.
Uno de sus miembros, Sor Celia, cumple 100 años, todo un siglo de vida y de historia.
Tenaz, intrépida, soñadora, constante, fuerte como la roca, que azotada por el viento adquiere más solidez, ha ido día a día labrando un futuro, una obra, una presencia...
La fortaleza se entrena y se va configurando en la adversidad. En su juventud y formación religiosa la presencia de las revueltas y la intolerancia hará que sea acogida, con las demás postulantes y novicias en Portugal.
Años más tarde, atisbando mares, partió para Filipinas muy joven y de allí a China venciendo vientos y tempestades. Su “buena vista” herencia de su pueblo natal (Buenavista de la Valdavia), la hacía avistar lo mejor y seguir sin miedo a la búsqueda de una misión vocacionada de comunicar el mensaje de Jesús y humanitaria, dura muchas veces, pero no menos apasionante.
Aquellas niñas de las Santas Infancias y los niños de la catequesis, cuyos rostros adultos pudo reconocer en su segunda visita a China en el año 1989, tendrían mucho que decirnos de sus años infantiles marcados por las peculiaridades propias de la época, la edad y las circunstancias de ese tiempo. Con qué énfasis nos ha narrado tantas veces aquellos dos años de permanencia en la casa por no querer dejar a las niñas, con los mandos militares que seguían todos sus pasos y la pregunta ban ¿por qué vistes así? A lo que ella respondía: y tú ¿por qué vistes así? Es mi uniforme, contestaba el interpelado; “pues éste es el mío”, respondía el la entre firme y dialogante.
Duros años que sólo la juventud y la fuerte convicción de fe ayudan a afrontar y superar.
Con el correr de los años, deja el lejano Oriente y regresa a España con condiciones más favorables... hasta llegar a parar a Palencia su provincia.
A Sor Celia la recuerda todo el barrio visitando enfermos y ancianos, poniendo inyecciones, hablando con chicos del barrio poco convencionales...
Hoy es un día para recordar, para dejar paso a la nostalgia... pero sobre todo para agradecer. Y para eso estamos aquí, para dar gracias a Dios, dador de todo bien, por su vida, por su vocación cristiana y religiosa, por todo lo que a lo largo de los años ha ido aconteciendo, porque todo ello es huella del paso de Dios en su vida y en su historia personal. Seducida por la llamada y la persona de Jesús emprendió su camino al estilo de Sto. Domingo, fiándose de su palabra y con el oficio, como diría el apóstol Pablo, de dar a conocer el evangelio.
A lo largo de la experiencia de su vida, Jesús resucitado la convoca en torno “al lago” de las circunstancia de la vida y cuenta con ella en ese encuentro personal. Más de una vez, habrá también sentido en su interior, en estos años donde se queja de no tener nada qué hacer, aquella voz de Jesús a Pedro que decía... “Cuando eras joven ibas donde querías...”
Andariega por naturaleza, ocurrente y de rápido reflejo está dejando una larga huella. Sus dichos, sus poesías, sus canciones, dan fe de su memoria privilegiada.
Damos gracias a Dios junto con nuestra hermana Sor Celia Marcos Franco”.
En el momento de las ofrendas, junto con el pan y el vino, no podían faltar las flores, una de sus grandes pasiones y el bastón que no sólo es un apoyo, sino también un elemento de compañía, algo así como un compañero de camino.
Después de la Eucaristía Sor Celia nos deleitó con sus poesías y canciones, disfrutó con los regalos... A continuación compartimos la comida y con gran aplomo sopló la velas de la tarta.
Podemos concluir con el Salmo 92 : “El justo florecerá como la palmera, aun en la vejez fructificará..., para anunciar que Yaveh es recto”.