Lun
1
May
2023

Evangelio del día

Cuarta Semana de Pascua

He venido para que tengan vida

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 1-18

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».

Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:

«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: «De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.

En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.

En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».

Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Salmo de hoy

Salmo 41, 2-3; 42, 3. 4 R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida

Hoy, los cristianos de 2023, tenemos claro que Jesús vino a traernos su evangelio y su salvación a toda la humanidad. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”. Pero esta postura no estaba nada clara en la iglesia naciente del primer siglo. Algunos cristianos convertidos del judaísmo pensaban que Jesús y su evangelio no estaban destinados a los gentiles y que ciertas prácticas de los gentiles, principalmente en lo que se refería a la comida de carne de ciertos animales, no podían ser admitidas en la primitiva religión cristiana. Todo el relato de esta primera lectura, donde Pedro aparece como protagonista, nos indica lo contrario: “Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano”. “En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo… Pues si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?

Sabemos que el criterio fundamental para ser cristiano, de cualquier época, es aceptar a Jesús y su evangelio. Desde ahí, podemos y debemos aceptar ciertas realidades de otras religiones y rechazar otras. 

Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante

En la alegoría que nos presenta el evangelio de hoy, Jesús se declara la puerta del aprisco de las ovejas y, al mismo tiempo, pastor de ellas. En un principio, sus oyentes no entendieron bien a Jesús: “qué era lo que les hablaba”. Por lo que tuvo que insistirles de nuevo. “Yo soy la puerta: el que por mí entrare se salvará, y entrará y saldrá y hallará pasto”. Siendo sus ovejas tenemos que entrar por la puerta que es Jesús, tenemos que oír, aceptar y vivir sus palabras, la única manera de obtener la salvación que nos brinda.

Jesús es también el buen pastor de las ovejas, y, porque son suyas, las cuida de sus enemigos, de los lobos que las pueden atacar. Las conoce y llama a cada una por su nombre y las “ovejas le siguen, porque conocen su voz”, y van detrás de él para “tener viva y vida abundante”. Para esto vino Jesús hasta nosotros.    

Una de las labores de todos los cristianos, y no solo los de la jerarquía, los oficialmente pastores, en relación con las personas que entren en contacto con nosotros, no es que se queden con nosotros, con nuestra persona… lo nuestro es llevarlas siempre al verdadero y buen Pastor, Cristo Jesús, para que oigan su voz y les de la vida que él solo puede darles.