Jul
Evangelio del día
“ Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. ”
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11
Moisés habló al pueblo diciendo:
«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor, tu Dios, te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.
Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor a vosotros y por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la casa de esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.
Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es Dios; él es el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus preceptos, por mil generaciones.
Pero castiga en su propia persona a quien lo odia, acabando con él. No se hace esperar; a quien lo odia, lo castiga en su propia persona.
Observa, pues, el precepto, los mandatos y decretos que te mando hoy que cumplas».
Salmo de hoy
Salmo 102 R/. La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios Y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros:
en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Reflexión del Evangelio de hoy
En la primera lectura del Deuteronomio, el autor atribuye las advertencias a Moisés. El pueblo de Israel se siente elegido por el Dios verdadero, ellos han hecho alianza con este Dios, la que durará por muchas generaciones si le aman fielmente y guardan sus enseñanzas. Llama la atención la fidelidad de Dios y el amor que tiene con el pueblo elegido.
¿Nos sentimos elegidos por Dios seamos como seamos?
En el evangelio, Jesús es desacreditado por los fariseos quienes, en los versículos precedentes, lo acusan de estar endemoniado, pues miran con sospecha su popularidad ante el pueblo, que ya comenzaba a pensar a Jesús como el Mesías esperado. Les molesta que realice curaciones a gente del pueblo que están estigmatizados como “pecadores”, por sufrir algún defecto físico o enfermedad. Por ello intentan denigrarlo diciendo que sus acciones son guiadas por el demonio.
Empieza el evangelio con una breve oración de Jesús que nos revela su actitud profunda para con Dios Padre/Madre. Es una breve acción de gracias inspirada por los últimos acontecimientos.
Los “sabios y entendidos” no están excluidos de la fe, por supuesto, pero la grandeza de Dios requiere que la fe nunca aparezca como un privilegio de los sabios, pues la sabiduría humana no proporciona lo que es esencial, sino más bien lo oculta.
El evangelio nos muestra, además, la humildad de Jesús: “soy manso y humilde de corazón” y de ahí nos revela la humildad de Dios mismo que nunca busca rebajarnos o intimidarnos, sino que por el contrario nos quiere elevar hacia él. Es una forma perfecta, además, de mostrarnos cómo es el corazón de Jesús -fiesta que celebra en este día la Iglesia., quiénes están en él, cómo vive desde ese lugar la compasión por todos los seres humanos.
Este mismo pasaje del evangelio se sigue repitiendo en nuestro tiempo: quienes se creen poseedores de la verdad, no escatiman esfuerzos para desacreditar a aquellos que surgen haciendo propuestas nuevas en lo político, social y religioso en favor de los más excluidos y discriminados de nuestra sociedad. Jesús, intuyendo su forma de pensar, les aclara ayer y hoy, que todo país, toda familia, y toda persona que está dividida no puede subsistir, se desarma, se dispersa y no crece. Es lo que también entendemos de la Primera Carta de Juan. Quien ama a Dios y a sus semejantes, permanece en Dios y Dios en él, pues el que ama no divide, sino muy por el contrario reúne, aglutina, recoge… y el que no… ”desparrama”.