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Feb
Evangelio del día
“ Los que lo tocaban se curaban ”
Primera lectura
Comienzo del libro del Génesis 1,1-19:
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios:
«Exista la luz».
Y la luz existió.
Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios:
«Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas».
E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento.
Y así fue.
Llamó Dios al firmamento «cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Dijo Dios:
«Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco».
Y así fue.
Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar».
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Dijo Dios:
«Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra».
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Salmo de hoy
Salmo 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c R/. Goce el Señor con sus obras
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.
De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,53-56
En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Buscar a Dios
El relato del Génesis nos invita a una reflexión teológica de la existencia. Dios crea por amor propiciando la vida. La Palabra de Dios es creadora, ilumina, brinda armonía y nos ayuda a tener una mirada amplia de nuestra vida y de la realidad. En lenguaje poético y simbólico nos afirmar que todo viene de Dios. La existencia se va desarrollando progresivamente. Todo tiene su ritmo. Cada realidad tiene su tiempo, su lugar y su sentido. El amor divino nos hace llegar a la plenitud. No se trata solo de conocer sino fundamentalmente contemplar y alabar el don de la belleza y la fecundidad que cada realidad tiene en la vida. Por eso hacemos nuestra la exhortación del salmista de bendice al Señor por sus obras. Es tiempo oportuno para admirar y dejarnos interpelar porque en todo vemos la mano del Creador. Como indicaba Javier Saravia, en sus cursos bíblicos: «Todo lo creado por Dios es bueno. Tú, yo y nosotros somos creación de Dios y somos valiosos. ¡Ámate a ti mismo, porque eres una obra buena de Dios! Debemos amar y cuidar a todos y a todo lo que nos rodea.»
Dejemos interpelar por la pedagogía de Jesús
El final del capítulo 6 del evangelio de Marcos nos brinda una síntesis de la misión de Jesús. El maestro va al encuentro de las personas y desembarca en medio de su realidad. Con sus discípulos camina en medio del pueblo. Cuando dejamos que el Señor ponga en el centro a Dios miramos la realidad con ojos de misericordia. Por eso su presencia transforma la realidad. Una realidad, que muchas veces, necesita ser sanada, bendecida, cuidada, perdonada. Es la iniciativa de Jesús la que devuelve la dignidad a las personas.
Como los discípulos es importante que nos dejemos interpelar por esta pedagogía del Señor. Como decía Jesús Peláez: «Magnifica pedagogía que hace de los marginados el centro de su acción pastoral, que no distingue entre tiempo sagrado y profano, ni entre puro e impuro, ni entre judíos y paganos, librando al hombre de los males que le aquejan y que lo hunden en la marginación y en la muerte. Es el hombre que sufre enfermedades o adversidades -y no Dios- el centro de atención de este Jesús, que se compadece del pueblo porque "están como ovejas sin pastor", abandonados a su propia desgracia y marginación. Y en esto consiste no sólo una parcela accidental de su misión, sino el núcleo mismo de su acción evangelizadora.»
Que renovemos nuestro compromiso por compartir esta presencia salvadora y sanadora de Jesús que tanto necesita este tiempo actual en el que vivimos.