Vie
10
May
2013

Evangelio del día

Sexta Semana de Pascua

Los discípulos se llenarán de alegría.

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 18, 9-18

Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión:
«No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad».

Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios.

Pero, siendo Gallón procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo:
«Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley».

Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Gallón dijo a los judíos:
«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos».

Y les ordenó despejar el tribunal.

Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello.

Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarco para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.

Salmo de hoy

Salmo 46, 2-3. 4-5. 6-7 R/. Dios es el rey del mundo

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.

También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • No temas, sigue hablando y no te calles

Son las palabras que el Señor dirige a Pablo en la situación tan difícil que está viviendo en Corinto. Palabras con las que el Señor intenta calmar a Pablo ante la dramática ruptura con la sinagoga, la angustia del principio, la persecución de los judíos que conducen a Pablo hasta el procónsul Galio.

El Señor le dice: ¡no temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo! Estas palabras le ayudarán a serenarse, a seguir su servicio de evangelización y animar a otros.
Dios espera que muchos se conviertan porque están destinados a la vida. Hoy a nosotros también nos dice: “muchos de estos son pueblo mío”. Invitados a predicar el Evangelio, no movidos por ninguna clase de celos, sino por el deseo único de proclamar la verdad en perfecta comunión.

Pablo se fue con el matrimonio Aquila y Priscilla que no solamente se le asoció a ellos por el trabajo sino por la propagación del Evangelio.

Pablo estaba especialmente protegido por Dios así su palabra era eficaz.

  • “Vuestra tristeza se convertirá en alegría”… “

En este Evangelio evocamos la imagen de la mujer. La mujer en el momento del parto siente fuertes dolores, pero que cuando nace su hijo se olvida de todo lo pasado y la felicidad alegra y llena su vida.

Los dolores de parto se caracterizan como un castigo terrible, pero son los únicos dolores que tienen un fuerte verdadero sentido, nos traen vida al mundo. Las lágrimas por el dolor sufrido se convierten en alegría por la nueva vida.

El nacimiento de Jesús a una vida nueva que es obra de María, la hace sentirse en plena por traer a Jesús a este mundo.

Podemos pensar que Dios permite el sufrimiento, pero no es así. Él no lo quiere, quizá lo permite porque nos quiere líbres y comprometidos, pero Él no lo ha inventado. Paul Claude nos dice: “Dios no vino a suprimir el sufrimiento, ni siquiera a explicarlo, vino a llenarlo de su presencia”.

Ahora la tristeza de los discípulos es por la ausencia de Jesús, por su muerte, la comunidad se encuentra sola en el mundo, sin el apoyo de Jesús está expuesta ataques y acusaciones, a la tristeza.

Pero Jesús no nos deja solos, el vuelve y nos dice: “vuestra tristeza se convertirá en alegría”… “y los discípulos se llenarán de alegría”. Es en ese encuentro con Jesús vivo y resucitado que vivimos la experiencia de la alegría, en su presencia en cada uno de nosotros.

La alegría es una fuente de donde brota el agua viva que cae en nuestras tierras áridas parcelas fecundas y que den buenos frutos.

No podemos desear que la alegría venga cuando nosotros queremos, requiere su esfuerzo, su entrega, su sufrimiento. Requiere morir para poder vivir. “Como el grano de trigo que muere para dar vida”.