Jue
10
Jun
2010
¡Oh Dios!: tu cuidas la tierra la riegas y la enriqueces sin medida.

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46

En aquellos días, Elías dijo a Ajab:
«Sube, come y bebe, porque va a llover mucho».

Ajab subió a comer y beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo para encorvarse hacia tierra, con el rostro entre las rodillas.

Había ordenado a su criado:
«Sube y mira hacia el mar»; el criado subió, miró y dijo: «No hay nada».

Elías repitió:
«Vuelve»; y así siete veces.

A la séptima dijo el criado:
«Aparece una nubecilla como la palma de una mano que sube del mar».

Entonces le ordenó:
«Sube y dile a Ajab: “Engancha el carro y desciende, no te vaya a detener la lluvia”».

En unos instantes los cielos se oscurecieron por las nubes y el viento, y sobrevino una gran lluvia.

Ajab montó en su carro y marchó a Yezrael. La mano del Señor se posó sobre Elías; este, ciñéndose la cintura, iba corriendo delante de Ajab hasta que llegó a Yezrael.

Salmo de hoy

Salmo 64, 10. 11. 12-13 R/. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

Tú cuidas la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.

Así preparas la tierra.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás”, y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “!Oh Dios¡: tu cuidas la tierra la riegas y la enriqueces sin medida”

La oración del justo atrae siempre la bendición de Dios.

Santiago, en su carta, nos presenta al profeta Elías como modelo de oración del justo:”Elías era un hombre de nuestra condición; oró insistentemente para que no lloviese y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses; después, oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto “.

(St 5,16 ss.).La oración del justo atrae siempre la bendición de Dios.

Elías, cuyo significado es “Yahveh es mi Dios, arde de celo por la gloria de Dios, induciendo al pueblo a ser fiel al Dios de sus padres, pero, a la vez que insta a esa fidelidad, ruega a Dios para que envíe la lluvia que tanto necesitaban; Dios que, como canta el salmo:”Cuida de la tierra y la enriquece sin medida”, por la oración de Elías, empuja a las nubes y derrama el agua tan necesaria para la vida.

Acerquémonos con fe a nuestro Padre Dios, Él sabe bien lo que necesitamos y no dudemos que nos concederá lo mejor.

  • “Si cuando vas a presentar la ofrenda, te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja la ofrenda sobre el altar y vete a reconciliarte con tu hermano”


En el evangelio de hoy, Jesús cita el quinto mandamiento del decálogo, dado a Moisés en el Sinaí, en el que se condena el homicidio. Jesús, que se revela superior a Moisés afirma: “Pero yo os digo: el que esté peleado con su hermano será procesado”.

Quien no ama a su hermano, deseándole algún mal, mata al hermano, así lo pedemos deducir de la frase citada en la 1ª carta de S. Juan: Quien aborrece a su hermano es homicida y ningún homicida tiene en sí la vida eterna (Jn 3,14-15), por eso, para acercarnos al altar al encuentro con Cristo, que es la Vida, si no estamos reconciliados con el hermano, nos invita a dejar lo ofrenda sobre el altar e ir a la reconciliación con el hermano.

¿Lo hacemos así?; ¿Cuántas veces tendrá que repetirnos Jesús la importancia que tiene el trato que damos a los hermanos para vivir en plenitud el Sacramento del Altar?

Repitamos de corazón la petición del Padre Nuestro: Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos”