Jun
Evangelio del día
“ Ha echado todo lo que tenía para vivir ”
Primera lectura
Lectura del libro de Tobías 12, 1.5-15.20
En aquellos días, Tobit llamó a Tobías y le advirtió:
«Hijo, ocúpate de pagar al hombre que te ha acompañado. Añade algo a la paga convenida».
Así pues, Tobías lo llamó y le dijo:
«Recibe como paga la mitad de todo lo que has traído y vete en paz».
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:
«Alabad a Dios y dadle gracias ante todos los vivientes por los beneficios que os ha concedido ; así todos cantarán y alabarán su nombre. Proclamad a todo el mundo las gloriosas acciones de Dios y no descuidéis darle gracias. Es bueno guardar el secreto del rey, pero las gloriosas acciones de Dios hay que manifestarlas en público. Practicad el bien, y no os atrapará el mal. Más vale la oración sincera y la limosna hecha con rectitud que la riqueza lograda con injusticia. Más vale dar limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica del pecado. Los que dan limosna vivirán largos años, mientras que los pecadores y malhechores atentan contra su propia vida.
Os voy a decir toda la verdad, sin ocultaros nada. Os he dicho que es bueno guardar el secreto del rey y manifestar en público las gloriosas acciones de Dios. Pues bien, cuando tú y Sara orabais, era yo quien presentaba el memorial de vuestras oraciones ante la gloria del Señor, y lo mismo cuando enterrabas a los muertos. El día en que te levantaste enseguida de la mesa, sin comer, para dar sepultura a un cadáver, Dios me había enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curaros a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y tienen acceso a la gloria de su presencia.
Ahora pues, alabad al Señor en la tierra, dadle gracias. Yo subo al que me ha enviado. Poned por escrito todo lo que os ha sucedido».
El ángel se elevó.
Salmo de hoy
Tb 13 R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente
Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. R/.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,38-44
En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas oraciones. Éstos recibirán una condenación más rigurosa".
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
"En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Alabad al Señor en la tierra, dadle gracias
Preciosa la primera lectura de la liturgia del día de hoy. Todos la entendemos y podemos vernos ante ella, como ante un espejo. Nos ayuda a situarnos como personas cristianas ante la generosidad de Tobías y su hijo, y las enseñanzas del ángel Rafael. Todo servicio al hermano, incluso muerto, tiene su recompensa en algún momento. Y en el acto mismo de ser generoso ya queda recompensado ante Dios y en sí mismo. Es una apología de la limosna. Incluso es mejor que la oración. Aunque ésta la acompaña y promueve. Alcanza todo lo esencial que puede esperar un ser humano: purifica del pecado, consigue la mirada misericordiosa de Dios y la vida eterna. Lo contrario, la indiferencia ante el prójimo, como pecado, es un atentado contra sí mismo. La prueba de la ceguera de Tobías dice el Ángel Rafael, fue una gracia de Dios. Ceguera momentánea, que será superada por la visión de sus ojos, pero sobre todo de su mente. (La esposa de Tobías le había reprochado que, a pesar de ser tan bueno, Dios le castigaba con la ceguera). Algo le pide el ángel a Tobías y a su hijo: que divulguen lo que Dios ha hecho con ellos. Y le bendigan como se proclama en el salmo responsorial: “Bendito sea Dios que vive eternamente”.
Ha echado todo lo que tenía para vivir
Los letrados actúan de manera contraria a Tobías. Lo suyo es aparentar como las personas importantes de Israel, los que saben de la ley y los profetas, los intérpretes de la voluntad de Dios, y, por ello, los que deben ser honrados por el pueblo. No ofrecen nada al pueblo, solo apariencia vanidosa, y quieren que el pueblo les conceda lo que buscan, un lugar relevante en la sociedad, y más aún sus bienes, incluso los de los pobres. Tobías no quiere nada de los demás y les ofrece sus servicios, en especial a los necesitados. No busca el aplauso ni las reverencias, ni las riquezas, y da, se da, donde ve la necesidad de su prójimo.
Esa enseñanza de generosidad Jesús la completa al resaltar lo que hace la viuda pobre. La generosidad no se mide por lo que se da, sino por lo que uno queda para sí. Jesús habla claro. E invita a que revisemos la medida de nuestra generosidad, formulándonos la pregunta, ¿con cuánto nos quedamos, cuando damos o ayudamos, u ofrecemos nuestro tiempo a quien nos necesita?
El valor que tiene la limosna y recoge la primera lectura: limpia del pecado, alcanza misericordia y libra de la muerte. Sin olvidar lo que Jesús nos precisa: la mano derecha no tiene que enterarse de lo que hace la mano izquierda. Es decir: sin airear la buena acción como hacían fariseos y letrados.
Conviene que nos centremos hoy en la generosidad. La generosidad describe nuestro ser. Nuestro ser humano. Hasta el mismo término, “generosidad”, alude a “género”, humano, a lo que somos. A la luz de las lecturas de hoy, somos humanos en la medida que somos generosos.