Jul
Evangelio del día
“ Vosotros, los que me habéis seguido… heredaréis la vida eterna ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Proverbios 2, 1-9
Hijo mío, si aceptas mis palabras,
si quieres conservar mis consejos,
si prestas oído a la sabiduría
y abres tu mente a la prudencia;
si haces venir a la inteligencia
y llamas junto a ti a la prudencia;
si la procuras igual que el dinero
y la buscas lo mismo que un tesoro,
comprenderás lo que es temer al Señor
y alcanzarás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor concede sabiduría,
de su boca brotan saber e inteligencia;
atesora acierto para el hombre recto,
es escudo para el de conducta intachable;
custodia la senda del honrado,
guarda el camino de sus fieles.
Entonces podrás comprender
justicia, derecho y rectitud,
el camino que lleva a la felicidad.
Salmo de hoy
Salmo 33, 2-11 R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa en torno
a quienes lo temen y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 27-29
En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».
Reflexión del Evangelio de hoy
Siempre, pero hoy de forma especial, necesitamos referentes humanos, hombres y mujeres que, por lo que dicen, hacen y viven, son creíbles y nos sirven de modelos. Son personas coherentes, transparentes, solidarias, pacíficas y pacificadoras.
Necesitamos mujeres como Catalina de Siena, Brígida de Suecia, Teresa de Calcuta, y tantas religiosas y cooperantes que trabajan por los demás a lo largo y ancho del mundo. Necesitamos hombres como Benito de Nursia, como el Papa Francisco, capaces, cada uno en su momento, de vivir pensando en los demás, teniendo gestos inequívocos de altruismo, humanidad y fraternidad.
Algunos son creyentes, como san Benito, al que celebramos hoy; otros lo ignoramos, aunque sí sabemos que Dios cree en ellos. Todos, al final, escucharán la voz de Jesús diciéndoles: “Venid, benditos de mi Padre por todo lo que, en mis hermanos, hicisteis por mí”.
De Nursia a Subiaco
Benito nació en Nursia el año 480. Le enviaron a Roma para sus primeros estudios, y, allí, en un momento dado, quiso ver claramente que Dios le llamaba por otros caminos. Como los apóstoles al escuchar la llamada de Jesús, Benito escucha y secunda la que le dirige a él, abandona sus estudios en Roma y se dirige a Subiaco, viviendo durante tres años en la famosa cueva “Sacro Speco”, orando y discerniendo la voluntad de Dios sobre él. Pronto se le juntan discípulos, y con ellos funda 12 monasterios, con 12 monjes en cada uno, dando así comienzo a una vida religiosa de oración y trabajo, “ora et labora”. Benito fue el abad durante unos años, hasta que cree oportuno despedirse de la comunidad y dirigirse a lo que iba a ser la fundación más importante de su vida, Montecasino
De Subiaco a Montecasino y a Europa entera
Junto a la villa de Cassino, en un monte desde el que se domina valle y pueblo, vio Benito con sus discípulos el lugar ideal para su nueva fundación. Allí comenzó a vivir y organizar su nueva vida monástica, que quedó plasmada en la famosa Regla, la única obra suya que ha llegado hasta nosotros.
Fue Pablo VI, en 1964, quien le nombró patrono de Europa, por el impulso que dio a los pueblos europeos para la ordenación de la Europa cristiana y espiritual. La Europa que sigue intentando hoy la unión efectiva, la solidaridad entre los pueblos, la fraternidad entre las personas y el bienestar de la Europa Unida, hace bien en festejar a san Benito y ponerse bajo su protección. La armonía que logró Benito entre sus monjes, la armonía que sigue existiendo hoy en ellos, particularmente en los monjes y monjas benedictinos, sigue siendo un modelo para nosotros. Necesitamos armonizar la espiritualidad y la temporalidad, necesitamos “orar y trabajar” como san Benito. Necesitamos cuidar el mundo, humanizar la vida del hombre y de la mujer y tener a Dios por Padre y amigo, los creyentes, y por un ser o idea respetable los agnósticos.