Sáb
12
Abr
2025

Evangelio del día

Quinta semana de Cuaresma

Jesús iba a morir por la nación

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28

Esto dice el Señor Dios:

«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.

No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sis padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.

Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».

Salmo de hoy

Jer 31, 10. 11-12ab. 13 R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.

Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 45-57

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».

Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».

Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».

Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Reflexión del Evangelio de hoy

“Haré con ellos alianza de paz”

En todas las lecturas de hoy, vemos como fondo la historia de las naciones, pueblos de la tierra que se dispersan, naciones conquistadas por ambición y poder, personas que sufren el destierro y la tribulación. En la primera lectura, el Señor dice al profeta que reunirá a todos los pueblos disgregados, es decir, en un momento de gran sufrimiento y aflicción para el pueblo de Israel, donde parece que la semilla de la esperanza se ha secado, viene el Señor a plantar vida donde antes había muerte, y lo hace a través de una alianza eterna, entonces se establecerá la paz y el Señor mismo será el centro, “santuario de todas las naciones”.

¿Qué nos dice a nosotros hoy esta Palabra? Dios habla a todas las naciones que también hoy viven el desgarro de la guerra; Dios te habla a ti, que tal vez sufres la división y la ausencia de paz en tu familia, quizás en tu trabajo sólo ves actitudes de interés y no de fraternidad…hoy esta Palabra llega a tu corazón y al mío para traspasar todas las barreras que le hemos puesto al Señor, Él viene a recordarnos una y otra vez que esa alianza eterna que una vez pactó con su pueblo, lo sigue haciendo hoy, porque tú y yo somos ese Israel sufriente, necesitados de la Misericordia, para experimentar de nuevo la alegría de la paz y el perdón.

Hoy es un día para alegrarnos, porque Dios cumple su promesa, y esa tristeza que inunda tu corazón, se convertirá en gozo, esa pena que hoy te resulta insoportable, será testimonio vivo de la obra de Dios en ti. Dice el salmista: “el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte”, es lo que también quiere hacer contigo, redimirte del pecado que te esclaviza, librarte de las manos del enemigo que tira de ti hacia el abismo del sin sentido de la vida, para hacerte una criatura nueva, amada incondicionalmente por Dios.

“Jesús iba a morir por la nación”

En el pasaje de hoy, vemos las impresiones y las actitudes de los judíos tras el signo de la resurrección de Lázaro. Habían visto que Jesús tenía poder para devolver la vida a quien había muerto, y esto superaba todo entendimiento por parte de los judíos, ven a Jesús como un enemigo, un rival que puede arrebatarles el poder, sublevar al pueblo y destruir la nación, es decir, no son capaces de captar y acoger la grandeza de Dios en la persona de Jesús, sus corazones están embotados por el miedo a perder las seguridades, por eso, planean la muerte de Jesús. Jesús da la vida, hace signos extraordinarios, viene a los suyos para traer la salvación, sin embargo, Él recibe sospechas, murmuraciones en su contra y la condena a muerte.

“Conviene que muera uno por el pueblo”, dice Caifás, palabras que él dice sin ser consciente de la magnitud que eso supone, ya que es el Creador de todo quien envía a su hijo para redimir el mundo, el inocente por los culpables, el único capaz de dar la vida, hasta la última gota de sangre por todos, incluso por aquellos que conspiran contra él para darle muerte. Jesús, que conoce el corazón del hombre y sabe que su muerte es cercana, se retira al desierto, y allí pasa el tiempo con sus discípulos. Imaginemos por un momento la escena de Jesús hablando con sus discípulos, instruyéndolos, disfrutando también de los últimos días con los que habían compartido su camino, y con el corazón entregado, sabiendo que pronto iba a ser entregado para morir.

Hoy te invito a poner tu vida al reflejo de la vida de Cristo, en este sábado antes del Domingo de Ramos, donde veremos que Jesús es aclamado por todos como el Hijo de David, en unos días veremos también que Jesús también será condenado a muerte. Si hoy estás sumido en el dolor, si no sabes cómo salir de la situación en que vives porque te encuentras solo, si no tienes el consuelo de los que te rodean…vive tu pasión junto a la Pasión de Cristo, deja que Él abrace contigo la cruz, déjate guiar en esta Semana Santa que comienza, no temas, Él murió por ti, porque te ama incluso en donde tú no puedes amarte, ahí, es donde Jesús quiere resucitar. Esa nación por la que Jesús iba a morir, somos todos nosotros, dispersos, divididos entre nosotros y en nosotros, somos ese pueblo tantas veces perdido, por el que Dios ha sentido predilección, y por el que ha mandado a su Hijo, el cual entregando la vida, nos dio la dignidad de ser hijos de Dios.



Marzo 2025