Jun
Evangelio del día
“ Si decís ‘Sí’, que sea sí ”
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-21
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo -, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no habla pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
Salmo de hoy
Salmo : Salmo 102, 1-2. 3-4. 8-9. 11-12 R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor”.Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir “sí” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Nos dice la palabra que somos mujeres y hombres de la nueva creación, que para nosotros-as pasó lo viejo y hemos nacido a lo nuevo: a la alegría, a la justicia, a la reconciliación. ¿Somos plenamente conscientes de lo que eso puede significar en nuestra vida? ¿es esta gran Verdad la que nos hace vibrar agradecidos-as ante el Cristo que habita en nosotros-as? ¿es esta certeza la que nos permite caminar por nuestra historia con la libertad del el/la que se sabe siempre escogedor-a de la opción de amar?
Pues, si todavía no lo tenemos claro, precisamos detenernos y pensarlo, porque es posible que por ahí vayan los tiros. Si mal no hemos entendido, se trata de vivir nuestras opciones concretas -nuestro Sí o nuestro No- de cada día desde la radicalidad del amor, sin condiciones, sin cortapisas. Transitar por nuestra historia sin medias tintas, dándonos a nosotros-as mismos-as, así nos lo decía la primera lectura.
Somos libres para dar un prolongado Sí que sea veraz y auténtico -si decís Sí, que sea sí- a nuestras adhesiones diarias. Un Sí que necesita ser actualizado ya que puede tener una forma y manifestación diferente a lo largo de nuestra vida. Puede ocurrir que nuestro Sí de antaño, ahora sea elemento de coerción en nuestras elecciones, en nuestra voluntad de ser hijos-as de Dios. Es un Sí que habrá que trabajar, moldear, calibrar y corregir, para que siga significando lo que debe y no se convierta en un No enmascarado…
Tenemos la suerte de poder proclamar un Sí a la lucha en favor de los más invisibles de nuestro entorno, de los ninguneados-as de nuestro mundo, y lo podemos hacer cada día. Gozamos de la libertad de denunciar y erradicar las “pequeñas-grandes” injusticias que se cometen -que cometemos- en esta nuestra sociedad. Somos afortunados-as porque podemos elegir ser responsables en nuestro consumo a todos los niveles, declarando así un Sí al desarrollo de nuestra conciencia ecológica.
Así mismo, no solo nuestros Sí permiten translucir la verdadera presencia del Cristo en nosotros-as. Nuestro No, nuestros Hasta aquí, también informan de la pasta de la que estamos hechos-as. Y no deben ser ambiguos o poco claros. También sostenido ha de ser nuestro NO a la violencia sea del tipo que sea, a la exclusión de cualquier ser humano, a la manipulación. Aprendamos a pedir el HASTA AQUÍ a la falsedad, al engaño y a la hipocresía de nuestros gobernantes y políticos, de nuestras comunidades, de nuestra iglesia, de nuestras relaciones. Nos apremia crecer a la solidaridad con cualquiera que sufra, alistarnos en la lucha por la justicia y la paz, no solo como ausencia de conflictos bélicos, sino como la digna serenidad que merecen todos los seres humanos porque se saben amados y apreciados por nosotros-as en lo que son y en lo que ofrecen.