Sep
Evangelio del día
“ Al verla el Señor tuvo compasión de ella ”
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios 12,12-14.27-31a:
Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Pues en la Iglesia Dios puso en el primer lugar a los apóstoles; en el segundo lugar, a los profetas; en el tercero, a los maestros; después, los milagros; después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Ambicionad los carismas mayores.
Salmo de hoy
Salmo 99 R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 7,11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:
«No llores».
Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo:
«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»
Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.
Reflexión del Evangelio de hoy
Vosotros sois el cuerpo de Cristo
La metáfora del cuerpo que utiliza Pablo en este texto pretende subrayar el principio paulino de la unidad en el seno de la comunidad dentro de la diversidad de personas y carismas. Al utilizar el símil del cuerpo el interés se centra en estos dos elementos fundamentales: la unidad y la pluralidad; los términos que se refieren a los dos aspectos son: uno y muchos.
Mediante la recepción del Espíritu en el bautismo los creyentes han llegado a formar una unidad misteriosa, mística. En Cristo las antiguas diferencias de raza o estado ya no tienen sentido. La lección es transparente. El objetivo último es siempre la unidad. Que no haya escisión en el cuerpo y que todos los miembros se sientan solidarios unos de otros, pues todos son importantes y no se puede prescindir de ninguno. El elenco de dones no es homogéneo. Pablo comienza con títulos de personas (apóstoles, profetas, maestros), tres grupos que en el cristianismo primitivo ejercían un papel importantísimo. El continua aludiendo nombres de carismas importantes también para la vida de la comunidad: milagros, curaciones, asistencia, gobierno, lenguas. Una vez más, Pablo nos sitúa ante la realidad plural de la comunidad cristiana. Las preguntas que hace están planteadas de tal manera que a todas ellas hay que responder negativamente. Es evidente la diversidad y la riqueza de dones del Espíritu en la comunidad y lo absurdo que resulta pretender tener la exclusiva de esos dones frente a otros. Al realizar cada uno su propia misión, actúa como un miembro vivo de todo el organismo, de todo el cuerpo. ¿Valoro la diversidad de dones en la comunidad?
El Milagro de la Vida
En todo el capítulo 7, Lucas va a señalar cómo Jesús tiene el poder para sanar, resucitar y perdonar los pecados. Nuestro relato es una invitación a descubrir el poder salvador de Jesús que libera de todas las ataduras humanas incluida la muerte.
Jesús se encuentra evangelizando por los caminos de Galilea. Él no va sólo, está acompañado de sus discípulos y de otra mucha gente. El camino de Jesús tiene para Lucas una significación en el desarrollo de la historia de la salvación. Jesús se encuentra en su propio camino hacia Jerusalén y en el camino de su pueblo al que quiere salvar. Por el momento, este camino les lleva a Naín, un pequeño pueblo de Galilea.
Cerca de la ciudad, a las afueras, Jesús y sus discípulos se encuentran con un cortejo fúnebre. En pocas palabras el evangelista pone en escena una situación trágica. El muerto es el hijo único de una viuda. Viuda y sin hijo significa el abandono total y la desgracia para esa mujer. En una sociedad en la que la seguridad de la mujer dependía de los hombres de la familia, esta viuda que ha perdido a su hijo, se ha quedado indefensa. Pertenece al grupo de los pobres y pequeños. ¿Qué hace Jesús al ver pasar ante sí este cuadro de dolor? ¿A quién mira? ¿Qué siente?
El Señor no se centra en la persona que ha perdido su vida, sino en la mujer, una madre que ya no es tal, ya no tiene hijo. Él la ve, mirar es la primera acción que hace Jesús, no sólo con los ojos, sino con el corazón, mira desde dentro en una dinámica que le mueve a la compasión. El Señor se sintió profundamente conmovido de ella, segunda acción. Ante las distintas situaciones por las que atraviesa la persona, el Señor se compadece, nada de lo humano es ajeno a sus sentimientos, el dolor de otros le lleva a apiadarse. Todo nace de un sentimiento espontáneo de Jesús, que se conmueve ante la situación de la mujer. Él, como “autor de la vida” manifiesta su poder en favor de una persona extremadamente necesitada. La fe no se menciona, todo nace del sentimiento compasivo y misericordioso del Señor.
La compasión de Jesús tiene dos aspectos, el primero es el consuelo, hablar, calmar con sus palabras a la persona que sufre. Transmitir la esperanza que brota de su voz y de su persona: No llores. El poder sanador de Jesús no consiste en lo que vendrá después: resucitar al hijo, segundo aspecto, sino en el ahora: liberar de la muerte primero a la madre. De teniendo al cortejo; Jesús se dirige al joven muerto, y le dice: Muchacho, te ordeno que te levantes. La prueba de que el hijo ha vuelto a la vida es que se levanta, su cuerpo tiene movilidad y su lengua habla. La salvación acontece de nuevo, la victoria sobre la muerte les afecta a ellos por eso Jesús se lo entrega a su madre.
La reacción de los presentes no se hace esperar, no pueden creer lo que ha sucedido. La autoridad del Señor no es solo la de un profeta sino la de aquel que se presenta como el Hijo de Dios y Señor de la vida y de la muerte.
Seguir al Maestro implica actuar como él lo hizo en esta tierra. Nos toca consolar, sanar, liberar de la muerte a tantas personas. ¿Aparecen estas en mi proyecto de vida y de misión?