
Abr
Evangelio del día
“ Y creían en Jesús ”
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 42, 1-7
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:
«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Salmo de hoy
Salmo 26, 1. 2. 3. 13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. R/.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
Reflexión del Evangelio de hoy
El Señor es nuestra salvación
Hoy reflexionamos sobre el primero de los así llamados “Cantos del Servidor del Señor”, que la liturgia cristiana ha asumido y aplicado a Jesús, el Mesías enviado por Dios con una misión concreta en medio de las naciones.
Este primer canto, presenta al Siervo como el elegido de Dios, lleno de su Espíritu, enviado a llevar el derecho a las naciones y abrir los ojos de los ciegos y liberar a los cautivos. Se describe el estilo con el que actuará: «la caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará».
Como la misión de ese Siervo no se prevé que sea fácil -y así aparecerá en los cantos siguientes- el salmo ya anticipa la clave para entender su éxito: «el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?.. Cuando me asaltan los malvados, me siento tranquilo: espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor».
La importancia de este personaje es subrayada por la declaración del Señor, que se proclama creador y conservador del universo. Que el Servidor sea una alianza del pueblo significa que se ha concedido a Israel como expresión de la obligación que el Señor asume de “hacer el bien” a su pueblo y a las naciones.
Para llegar a los pobres hay que identificarse con Jesús
En vísperas de la muerte de Jesús, se dan dos reacciones diferentes entre los discípulos: la queja de Judas para señalar la intención del gesto simbólico, y la interpretación por parte de Jesús del gesto de María: Jesús es consciente de que su fin se precipita. La muerte de Jesús ya se ve cercana. Además, sus enemigos deciden matar también a Lázaro.
Jesús es el Siervo verdadero. El enviado de Dios para anunciar su salvación a todos los pueblos. El Mesías que demuestra ser el Siervo entregando su propia vida por los demás.
También de él se puede decir que no quebró la caña que estaba a punto de romperse, sino que se mostró siempre lleno de paciencia y tolerancia. Más tarde Pedro, con un conocimiento mucho más profundo de Jesús, podrá decir que «pasó haciendo el bien» (Hch 10). Que devolvió la vista a los ciegos y se preocupó de liberar de sus males a toda persona que encontraba sufriendo.
Jesús, como todos nosotros, es un pobre mortal en vísperas de la hora de su hora decisiva. Y, como Jesús, muchos pobres, hermanos nuestros, mueren hoy en nuestro mundo prematuramente y sin las debidas atenciones. El Señor nos pide que tengamos, ante ellos también, un corazón compasivo, no un corazón insensible y atento únicamente a cálculos interesados.
Que todos estemos dispuestos a imitar también nosotros en su seguimiento, sus mismas actitudes de fidelidad a Dios y de tolerante cercanía para con los demás.