Feb
Evangelio del día
“ ¿Y no acabáis de entender? ”
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 6,5-8;7,1-5.10:
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de sus corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón.
Dijo, pues, el Señor:
«Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho. junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho». Pero Noé obtuvo el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé:
«Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho».
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor.
Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra.
Salmo de hoy
Salmo 28, 1a.2.3ac-4.3b.9c-10 R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: “¡Gloria!”
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que o tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?». Ellos contestaron:
«Doce».
« ¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?». Le respondieron:
«Siete». Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?».
Reflexión del Evangelio de hoy
“Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra”
Desde el principio de la creación, a lo largo de todo el Antiguo Testamento, nos encontramos con el misterioso problema de la “maldad de hombre”. Una maldad que siempre se concreta en romper su relación con Dios, su Creador, e ir en contra de los caminos de salvación y de amistad que Él le propone. A pesar de todo, siempre un resto permanece fiel a Yahvé. En este relato, es Noé y su familia ese resto al que Dios salva del diluvio dirigido a los que le han dado la espalda.
Ciertamente la “maldad del hombre” sigue en tiempos de Jesús y en nuestro tiempo. En este punto no han cambiado mucho las cosas. Lo que sí ha cambiado es la actitud de Jesús, el Hijo de Dios, ante los pecadores, a los que siempre tiende su mano perdonadora. La actitud del Padre del hijo pródigo es el símbolo de la actitud de Dios Padre ante cualquier desvarío nuestro. Siempre nos recibirá… si somos capaces de volver a Él y no nos mandará un nuevo condenador diluvio de agua. Como nos muestra su constante conducta, el único diluvio, que siempre está dispuesto a enviarnos es el de su de su amor, su compresión, su perdón, su luz, su esperanza… Ojalá lo aceptemos.
“¿Y no acabáis de entender?”
Ciertamente los apóstoles obligaron a Jesús a ejercer la paciencia, como lo demuestra el evangelio de hoy y otros pasajes. Jesús les habla de la levadura, del modo de actuar y de vivir, de los fariseos y de Herodes para que no la sigan, y ellos piensan que se refiere al pan que no tienen. Armándose de paciencia, sin darse media vuelta y dejándoles en el camino, les reprocha su torpeza para entender las cosas que les dice. Y les invita a que abran bien sus ojos y sus oídos para ver y oír todo lo que Él les ofrece.
Esa invitación también nos la dirige a nosotros al principio de 2011. Es cierto que algunas palabras de Jesús nos resultan difíciles de entender, pero la inmensa mayoría de ellas poseen un lenguaje sencillo y comprensible. Pidámosle que mantenga nuestros ojos y nuestros oídos siempre abiertos a todas sus acciones y palabras y no le hagamos ejercitar su paciencia.