Oct
Evangelio del día
“ Dad limosna y lo tendréis limpio todo ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1-6
Hermanos:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Mirad: yo, Pablo, os digo que, si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada.
Y vuelvo a declarar que todo aquel que se circuncida está obligado a observar toda la ley.
Los que pretendéis ser justificados en el ámbito de la ley, habéis roto con Cristo, habéis salido del ámbito de la gracia.
Pues nosotros mantenemos la esperanza de la justicia por el Espíritu y desde la fe; porque en Cristo nada valen la circuncisión o la incircuncisión, sino la fe que actúa por el amor.
Salmo de hoy
Salmo 118, 41. 43. 44. 45. 47. 48 R/. Señor, que me alcance tu favor
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa. R/.
No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos. R/.
Cumpliré sin cesar tu ley,
por siempre jamás. R/.
Andaré por un camino ancho,
buscando tus mandatos. R/.
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo. R/.
Levantaré mis manos hacia tus decretos,
que tanto amo, y recitaré tus mandatos. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.
Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:
«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».
Reflexión del Evangelio de hoy
“Para ser libres, nos ha liberado Cristo”
Pablo, que con tanto celo había anunciado el Evangelio a los gálatas, ve como los judaizantes tratan de inducir a los convertidos de la gentilidad para que acepten la circuncisión, así podrán pertenecer al pueblo de Dios.
En el capítulo anterior, con el ejemplo de Ismael e Isaac, pone en parangón a judíos y cristianos: Aquellos viven bajo la Ley, los cristianos hemos sido liberados de la Ley; “Jesús nació bajo la Ley para librarnos de la Ley, para que recibiéramos la condición de hijos de Dios por el Amor”(Ga 4,4). Si os circuncidáis seguís bajo la Ley: no mates, no robes, no mientas... Si vivimos por la fe en Cristo vivimos por el Amor, para él no hay leyes. El que sabe amar de verdad vive la libertad de los hijos de Dios. Así San Agustín pudo afirmar: “Ama y haz lo que quieras”. El que ama de verdad vive la libertad de hijo, se siente libre y sabe respetar la libertad de los demás.
Esta es la libertad cristiana a la que llegamos por la fe. Para darnos la verdadera libertad nos rescató Cristo con su sangre.
“Dad limosna y lo tendréis limpio todo”
La palabra evangélica llega al corazón. Al terminar de hablar Jesús, nadie queda indiferente. Tal vez por el interés de seguir escuchándole, un fariseo le invita a comer en su casa. Jesús acepta y entrando en la casa, sin lavarse las manos, como es costumbre entre los judíos, se sienta a la mesa dejando sorprendido al fariseo. Jesús, que observa, dándose cuenta toma la palabra para recordar que la limpieza más importante brota del interior del corazón, no radica en las cosas externas de la ley, en los preceptos exteriores que no cuidan lo de dentro, echando en cara a los fariseos que tratan de cumplir los preceptos exteriores mientras descuidan lo esencial de la Ley, lo de dentro, aquello que nos impulsa a ayudar a los otros, a los que nos necesitan. Esa es la esencia de la Ley que hemos de practicar.
Como hemos reflexionado en la lectura de la carta de Pablo, Jesús, sin despreciar la Ley, pone la fuerza de la misma en su vivencia, en lo sustancial de la misma, el Amor.
Vivamos la enseñanza de Cristo, siempre que le invitamos acepta y viene a nuestra casa, instándonos a vivir la plenitud del amor, sólo así será grata su estancia.