Nov
Evangelio del día
“ Recobra la vista, tu fe te ha curado. ”
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Macabeos 1,10-15.41-43.54-57.62-64
En aquellos días, brotó un vástago perverso Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seléucida.
Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos:
«Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias».
Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey.
El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal.
El rey decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su reino, obligando a cada uno a abandonar la legislación propia. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince de casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar de los holocaustos la abominación de la desolación; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno.
Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Rasgaban y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; al que le descubrían en casa un libro de la Alianza, y a quien vivía de acuerdo con la ley, lo ajusticiaban según el decreto real.
Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza Santa. Y murieron.
Una cólera terrible se abatió sobre Israel.
Salmo de hoy
Salmo 118,53.61.134.150.155.158 R/. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu ley. R/.
Los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu ley. R/.
Líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus mandatos. R/.
Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu ley. R/.
La salvación está lejos de los malvados
que no buscan tus decretos. R/.
Viendo a los renegados, sentí asco,
porque no guardan tus palabras. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,35-43
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Reflexión del Evangelio de hoy
Los que regañaban al ciego porque el ciego gritaba pidiendo compasión a Jesús, hubieron de cambiar de actitud cuando oyeron que Jesús decía “llamadlo”. Ahora son ellos los que en vez de regañarle, le dan ánimo y le invitan a que se acerque a Jesús. El ciego “soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús”. Ánimo no le faltaba, y le sobraba fe en lo que Jesús podía hacer por él. Expone ante Jesús su deseo: poder ver. Jesús atribuye a su fe la curación: “anda tu fe te ha curado”.
Los pasos para lograr ver. Paso que hemos de dar, sobre todo en momentos de cierta ceguera, de pérdida del sentido del existir, cuando buscamos luz que nos oriente en medio de tinieblas o al menos de densas nieblas.
En el texto evangélico los pasos se han ido sucediendo: 1º tener conciencia de la ceguera; 2º sentir el paso de Jesús; 3º atreverse a hacerse oír en medio del gentío; 4º despreocuparse de los que quieren apartarle de él; 5º escuchar a los cercanos a Jesús que le invitan a que se levante y se acerque a él; 6º levantarse con decisión y plena confianza en Jesús y acercarse a él; 7º oír a Jesús que le dice que su fe en él tiene un premio, la vista, verse curado;.8º seguir a Jesús glorificando a Dios.
Ese acto de fe tendrá un premio, seremos curados, se nos iluminará la mente, veremos el sentido de nuestro existir, experimentaremos que merece la pena apostar por Jesús y su evangelio; seguirle con alegría y decisión, porque veremos, nuestros ojos se levantarán de la tierra, de las preocupaciones que nos atan a tener más cosas o más poder, para mirar a quien nos hace ser más.