Ago
Evangelio del día
“ Serán los dos una sola carne ”
Primera lectura
Lectura del libro de Josué 24,1-13
En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se presentaron ante Dios.
Josué dijo a todo el pueblo:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Al otro lado del río Eufrates vivieron antaño vuestros padres, Teraj, padre de Abrahán y de Najor, y servían a otros dioses. Yo tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del Río, lo conduje por todo la tierra de Canaán y multipliqué su descendencia dándole un hijo, Isaac.
A Isaac le di dos hijos: Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.
Envié a Moisés y Aarón y castigue a Egipto con los portentos que hice en su tierra. Luego os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con sus carros y caballos hasta el mar Rojo, pero ellos gritaron al Señor y el tendió una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después hizo que se desplomara sobre ellos el mar, que los anegó.
Con vuestros propios ojos visteis lo que hice con Egipto.
Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé luego a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán: ellos os atacaron, pero yo os los di. Así tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé a vuestra llegada.
Entonces se alzó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para atacar a Israel; y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise escuchar a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y así os libré de sus manos.
Pasasteis después el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó ( y los amorreos, perizitas, cananeos, hititas, guirgascos, heveos y jebuseos) os atacarán, pero yo os los di; mandé delante de vosotros avispas, que expulsaron, al llegar vosotros, a los dos reyes amorreos: no fue con tu espada ni con tu arco.
Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de cuyos frutos ahora coméis”».
Salmo de hoy
Salmo 135,1-3.16-18.21-22.24 R./ Porque es eterna su misericordia
Dad gracias al Señor porque es bueno: R.
Dad gracias al Dios de los dioses: R.
Dad gracias al Señor de los señores: R.
Guió por el desierto a su pueblo: R.
Él hirió a reyes famosos: R.
Dio muerte a reyes poderosos: R.
Les dio su tierra en heredad: R.
En heredad a Israel, su siervo: R.
Y nos libró de nuestros opresores: R.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió:
« ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
« ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla? ».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Reflexión del Evangelio de hoy
Dad gracias al Señor porque es bueno
Dios, por medio de Josué reúne a todo el pueblo elegido, a todas las tribus de Israel, y a los jefes, jueces y magistrados, y les va recordando su intercesión a lo largo de su historia.
Esta lectura es una invitación a revisar nuestra vida, a revisarla mirando todo lo que Dios ha hecho por cada uno. Ver su presencia, su mano…
Desde que nacimos Él nos va guiando. Van encajando las piezas del puzle que es nuestra historia. Pero no solo nos invita a ver la mano de Dios en nuestra historia, nos invita también a dar gracias. Solo si somos conscientes de ser barro frágil e inútil en las manos de Dios, si sabemos que Él hace de nuestra fragilidad su fortaleza, podremos ser agradecidos.
Agradecidos por la vida, por el amor, por la fe…, agradecidos incluso por los momentos en los que sufrimos y no entendemos nada, agradecidos por su eterna misericordia, agradecidos por el alimento de su Cuerpo y su Palabra, agradecidos por formar parte de nuestra historia.
Serán los dos una sola carne
De nuevo los fariseos ponen a prueba a Jesús, y esta vez con un tema delicado y de plena actualidad en este momento.
En este pasaje Jesús nos da pistas para dar una respuesta: lo perfecto, lo que conviene a la persona humana es la plenitud en su vida, y si la opción es el matrimonio, que éste sea para siempre. Así fue concebido por Dios este sacramento.
Pero ¿qué pasa con el divorcio? ¿Es necesaria la nulidad del matrimonio? Somos débiles y muchas veces nos equivocamos. No somos conscientes de lo que hacemos, y eso nos lleva a hacer mal las cosas. Y también esto ocurre al tomar la opción del matrimonio. Para eso Moisés puso la posibilidad del divorcio al pueblo de Israel, por la terquedad y la incapacidad humana.
Sin embargo, el matrimonio no es esa la única opción de vida. También Jesús habla metafóricamente de los “eunucos”, es decir, de aquellas personas que eligen como opción el celibato. Entre ellos están los “eunucos por el Reino de los Cielos”. También los célibes deben ser fieles a su vocación.
En esta lectura se nos recuerda que el matrimonio que Dios quiere es la unión para toda la vida. Seamos capaces de dar testimonio para que el mundo vea que es posible vivir felices y plenos tanto dentro del matrimonio como en el celibato con fidelidad. Pero también respetemos, acompañemos y comprendamos aquellas situaciones familiares que son diferentes.