Jun
Evangelio del día
“ No hagáis frente al que os agravia ”
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 21, 1-16
Por aquel tiempo, Nabot de Yezrael tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab habló a Nabot diciendo:
«Dame tu viña para que pueda tener un huerto ajardinado, pues está pegando a mi casa; yo te daré a cambio una viña mejor, o, si te parece bien, te pagaré su precio en plata».
Nabot respondió a Ajab:
«Dios me libre de cederte la herencia de mis padres».
Se fue Ajab a su casa abatido y enfadado por la respuesta que le había dado Nabot de Yezrael:
«No te cederé la heredad de mis padres».
Se postró en su lecho de cara a la pared y se negó a comer. Jezabel, su mujer, se le acercó y le dijo:
«¿Qué te pasa que estás entristecido y no comes alimento alguno?».
El le respondió:
«Hablé con Nabot de Yezrael y le propuse: “Véndeme tu viña por su valor en plata, o, si lo prefieres, te daré otra viña a cambio”; pero él me contestó: “No te cederé mi viña”».
Jezabel, su mujer, le replicó:
«¡Ya es hora de que ejerzas el poder regio en Israel! Levántate, come y se te alegrará el ánimo. Yo misma me encargo de darte la viña de Nabot de Yezrael».
Escribió cartas con el nombre de Ajab y las selló con el sello de él, enviándolas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot.
En las cartas escribió lo siguiente:
«Proclamad un ayuno y sentad a Nabot al frente de la asamblea. Frente a él sentad a dos hombres hijos de Belial que testifiquen en su contra diciendo: “Tú has maldecido a Dios y al rey”. Entonces lo sacaréis fuera y lo lapidaréis hasta que muera».
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en su ciudad, hicieron tal como Jezabel les ordenó según lo escrito en las cartas remitidas a ellos. Así proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot al frente de la asamblea.
Llegaron los dos hombres hijos de Belial, se sentaron frente a él y testificaron contra él diciendo:
«Nabot ha maldecido a Dios y al rey».
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron a pedradas hasta que murió.
Enviaron a decir a Jezabel:
«Nabot ha sido lapidado y está muerto».
En cuanto Jezabel oyó que Nabot había muerto lapidado, dijo a Ajab:
«Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, el que se negó a vendértela por su valor en plata, pues
Nabot ya no está vivo, ha muerto».
Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yezrael, para tomar posesión de ella
Salmo de hoy
Salmo 5 R/. Atiende a mis gemidos, Señor.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R/.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia.
Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Dios me libre de cederte la herencia de mis padres
Ayer le pedíamos a Dios que nos concediera su gracia para guardar sus mandamientos y agradarle con nuestros deseos y acciones. Esa petición reconoce que El siempre va a nuestro lado, sosteniendo deseos y acciones. La cercana relación con él, basada en una creciente comunión, hace posible guardar sus mandamientos y concordar deseos y acciones.
El relato del primer libro de los Reyes, nos sitúa en el reinado de Ajab y Jezabel. No se trata solamente de episodios históricos, sino que, mirando el discurrir de los hechos a la luz de la fe, quedan de manifiesto la corrupción y la honestidad, la bondad y la maldad.
La viña de Nabot es más que un simple viñedo, es la “herencia de sus padres”. Frente al antojo caprichoso de Ajab, de hacerse un “huerto ajardinado junto a su casa”, la firmeza de la posición de Nabot. Las ofertas del rey Ajab: intercambio de tierras incluso mejores, o su valor en dinero, aunque sea un precio justo, no pueden obligar a Nabot a ceder, ni socavar el “aprecio de la herencia de sus padres”. Todo el poder real no es razón suficiente para semejante negocio. La respuesta: “Dios me libre de cederte la herencia de mis padres”, hacen ver a Ajab que sus pretensiones son inútiles. Evidente es su frustración. La dignidad ni se negocia ni se vende.
Entra en juego Jezabel: «¡Ya es hora de que ejerzas el poder regio en Israel! La perfidia de Jezabel es resaltada en el relato y la sufrirá, al igual que Nabot, el profeta Elías. ¿Cómo actúa? Usa el poder real para imponer procedimientos perversos y sentencias injustas. Alienta la prevaricación de los notables y de los que, por miedo a su perversión, cederán a sus desmanes. Todo revestido de una falsa virtud y apego a la legalidad. “Tú has maldecido a Dios y al rey”. Es el testimonio forzado para apedrear a Nabot hasta morir. Le comunican la ejecución y feliz ella notifica a Ajab que la viña de Nabot es suya.
Pareciera la crónica de los acontecimientos en nuestros días, a lo largo y ancho del planeta. La corrupción extendida, invadiendo todos los ámbitos de la vida humana. Poderes corrompidos que doblegan la justicia y atropellan la dignidad y derechos de las personas. Uso y abuso del poder, tráfico de influencias en los ámbitos del poder. ¿Qué hacer?
Atiende a mis gemidos, Señor.
Es la súplica que se alza, desde todos los confines del planeta, presentando ante Dios todo el dolor humano y los atropellos a los que son sometidos amplios sectores de la humanidad. Haz caso, le decimos a Dios, de nuestros gritos de auxilio. Conscientes de que Dios no ama la maldad, ni los fines perversos de quienes abusan de su poder; tampoco el servilismo vil que reviste comportamientos relacionados con el poder y procedimientos injustos. En el dolor de la humanidad queda claro que Dios no ama la maldad, ni la perversión ni la arrogancia. Detesta la mentira, toda mentira, ni comportamientos sanguinarios y tampoco la traición.
La palabra del Señor hoy nos ilumina y nos ayuda a discernir, de modo que no caigamos en la tentación de revestir de religiosidad y justicia, criterios y comportamientos, alejados del evangelio.
Yo os digo: no hagáis frente al que os agravia
El sermón de la montaña que estamos escuchando en estos días, es el planteamiento básico que Jesús ofrece al hombre contemporáneo. Porque no es un relato del pasado, ni su palabra queda en el pasado remoto, sino que es actual y viene a iluminar la actualidad. Y esta iluminación nos reclama respuestas actualizadas.
Así, respecto de los mandamientos dados en el Sinaí, Jesús, como nuevo legislador, define: “Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”, Pero yo os digo no hagáis frente al que os agravia…”. Juan, en el prólogo de su evangelio, establece la diferencia: “La ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo”. Ha llegado el tiempo, ya estamos en él, en el que todo lo dado a conocer a lo largo de la historia de la humanidad y en favor de su salvación, sea escuchado, acogido, entendido y aplicado desde la clave cristológica. “Pero yo os digo”. Esta expresión marca un antes y un después.
Y el después es la negación absoluta de cualquier tipo de violencia, de injusticia, de atropello y violación de la dignidad humana. Naturalmente, poner la otra mejilla, dar también el manto, caminar todo el espacio y tiempo que sea necesario, no rehuir los compromisos, no significa cooperar con el mantenimiento de la injusticia, pues estamos llamados a transformar el mundo, corregir los sistemas y ser luz y sal de la tierra.
No es lícita ninguna práctica, razón o argumento de tipo espiritual que pueda justificar los atropellos y violaciones de la dignidad de toda persona humana.
¿Cómo asumo los planteamientos de Jesús en nuestros días?
¿Cómo trato de aplicarlos?