Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?.

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel 28, 1-10

Me fue dirigida esta palabra del Señor:

«Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios:
Se enalteció tu corazón y dijiste:
“Soy un dios y estoy sentado en el trono de los dioses en el corazón del mar”.

Tú que eres hombre, y no dios, pusiste tu corazón como el corazón de Dios.

Te dijiste: “Si eres más sabio que Daniel, ¡ningún enigma se te resiste!

Con tu sabiduría e inteligencia te has hecho una fortuna; acumulaste tesoros de oro y plata”.

Con tu gran habilidad para el comercio acrecentaste tu fortuna; y por tu fortuna te llenaste de presunción.

Por ello, así dice el Señor Dios:
“Por haber puesto tu corazón como el corazón de Dios, por eso, haré venir contra ti extranjeros, los más feroces de entre los pueblos.

Desenvainarán sus espadas contra tu brillante sabiduría, y profanarán tu belleza.

Te hundirán en la fosa y perecerás de muerte violenta en el corazón del mar.

¿Podrás seguir diciendo delante de tus verdugos: ‘Soy un dios’? Serás un hombre, y no un dios, en mano de los que te apuñalen.

Morirás con muerte de incircunciso, a manos de gentes extrañas.

Porque lo he dicho yo” —oráculo del Señor—».

Salmo de hoy

Dt 32, 26-27ab. 27cd-28. 30. 35cd-36ab R/. Yo doy la muerte y la vida.

Me dije: «Los aniquilaría,
y borraría su memoria entre los hombres».
Si no temiese las burlas del enemigo,
y la mala interpretación del adversario. R/.

No sea que digan: «Nuestra mano ha vencido,
no es el Señor quien ha hecho todo esto».
Porque es gente que ha perdido el juicio,
y que carece de inteligencia. R/.

¿Cómo puede uno perseguir a mil,
y dos poner en fuga a diez mil,
si no fuera porque los ha vendido su Roca
y el Señor los ha entregado? R/.

El día de su ruina se acerca,
y se precipita su destino.
El Señor hará justicia a su pueblo,
y tendrá piedad de sus siervos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».

Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».

Entonces dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.

Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “¿Qué nos va a tocar?”

Jesús asegura que es difícil que un rico entre el reino de los cielos. La gran tentación, y por tanto el gran obstáculo, de un rico, enlazando con las palabras del profeta Ezequiel, es que el dinero sea lo más importante de su vida, el motor de todos sus afanes: “Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna y tu fortuna te llenó de presunción” y que acabe haciendo del dinero su dios. Y a él sirva y adore y se olvide de amar, de amar a Dios y a los hermanos. Pero también Jesús reconoce que los ricos, con la importante y necesaria ayuda de Dios, pueden no caer en esta tentación y “salvarse”.

La muy humana pregunta de Pedro sobre la “paga” que él y el resto de discípulos van a recibir por lo que han hecho y dejado, no deja de sorprendernos un poco. Bien sabemos que su relación con Jesús se vio sometida a un proceso largo y lento, en el que fueron profundizando en su Persona, en sus palabras, en sus promesas, en su amor… Posiblemente, al final de su vida terrena, Pedro no le volvería hacer esta pregunta a Jesús. Se conformaría con seguir disfrutando de su amor, de su amistad, de su luz… en esta vida y en la otra. Una excelente paga.