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Evangelio del día
“ Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido ”
San Jacinto de Polonia
Hijo de una noble familia polaca, estudió en la Unviersidad de Bolonia. Tras conocer a Santo Domingo de Guzmán ingresa en la Orden de Predicadores y es enviado a Polonia para evangelizar y fundar conventos dominicos. Hombre caritativo, sirve a los enfermos en los hospitales y reparte limosnas entre pobres y necesitados
Jacobo (Jacko), nombre más tarde cambiado en Jacinto, nació de la familia Odrowac a finales del s. XII en Kamién, cerca de Breslavia (Polonia). Siendo ya canónigo de Cracovia vino a Italia y en Roma conoció a santo Domingo y de sus manos recibió el hábito dominicano y el destino de extender la Orden en su patria, junto con fray Enrique de Moravia y el beato Ceslao. Fundó los conventos de Gands (Dantzig) y Kiel y fue un ferviente predicador que buscó la paz y la unidad. Se distinguió por el candor de su vida y la devoción a María. Desde 1238 se estableció en Cracovia, donde murió el 15 de agosto de 1257 y allí se venera su cuerpo. Fue canonizado el 17 de abril de 1594.
Desde pequeño San Jacinto de Polonia manifiesta inclinación por la oración y el estudio, aptitudes que son apoyadas por sus padres. Su carácter es dócil y creativo. Joven aún ingresa en la universidad de Bolonia, donde obtiene el grado de Doctor en Teología y Derecho. Terminados sus estudios se incorpora a una comunidad de presbíteros en Cracovia. En ella se distingue por su lealtad y sinceridad en el trato y aunque las ocupaciones eran muchas, no son impedimento para entregarse a la oración y otros ejercicios de piedad. Sirve a los enfermos en los hospitales y reparte limosnas entre pobres y necesitados. Por su ciencia y sabiduría al interpretar los acontecimientos a la luz de la Palabra de Dios, se persuade de que los bienes eclesiásticos nunca están tan seguros, ni fructifican tanto como cuando están en manos de los pobres.
Apóstol infatigable, los últimos cuarenta años fueron de sacrificios incontables, de trabajos apostólicos, de provincias enteras convertidas, de diócesis erigidas, de templos levantados, hospitales, conventos, asilos... Lo mismo en Europa y en Asia que en la India, entre cristianos o no creyentes.
San Jacinto de Polonia es un hombre pobre, de profunda oración y que aprende no sólo en los libros sino también de su pueblo en su actividad apostólica. De regreso a Cracovia encontrándose próximo a la muerte exhorta a los hermanos a vivirla pobreza evangélica, "porque ella es el documento y el sello que nos da derecho a la vida eterna"
Jacinto de Polonia encuentra en Jesús y María apoyo para liberar al Pueblo de Dios mediante su ministerio de predicación itinerante.
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