Ago
Evangelio del día
“ Los últimos serán los primeros ”
Beato Manés de Guzmán
Hijo de la Beata Juana de Aza, hermano de Santo Domingo de Guzmán, tras la canonización de su hermano marchó a Caleruega para promover la fundación de un Monasterio dominicano. Era hombre contemplativo y humilde
Manés (originariamente: Mamés) es hermano de santo Domingo y fue de gran ayuda a su hermano en la fundación de la Orden ya que en 1217 lo envió con otros frailes a París y en 1219 le encomendó el cuidado de las monjas de Madrid. Según fray Rodrigo de Cerrato, cuando conoció en 1234 la canonización de su hermano, fue a Caleruega y allí predicó a sus paisanos y decidió fundar en el lugar de su nacimiento el actual monasterio dominicano de clausura. Fue imitador perfecto de la santidad de Domingo y eligió desde el primer momento la forma de vida de los Frailes Predicadores. Era hombre contemplativo, apacible y humilde. Murió hacia 1235/1236, probablemente en Caleruega, pero su cuerpo se veneraba en el monasterio cisterciense de Gumiel de Izán, hoy destruido. Su culto fue confirmado el 2 de junio de 1834.
Semblanza Espiritual
Todas las fuentes destacan en Manés (Mamés o Mamerto) su carácter recogido y contemplativo. Dando por hecho que fuera el segundo de los tres hermanos, y en función de los roles asignados en la época, el lugar de Manés en la familia Guzmán y Aza pudo ser en ocasiones más discreto que el de los otros dos hermanos que tuvieron más protagonismo en función de su condición de primogénito (Antonio) y de la trayectoria del pequeño (Domingo). Habría pues que preguntarse si el rol familiar de Manés en la familia forjó su carácter discreto y sencillo, o bien si éste fue reforzado por dicho rol.
En la personalidad de Manés podemos adivinar rasgos comunes con Domingo: austeridad, sobriedad y rudeza del varón castellano. También coinciden en la inclinación y curiosidad por ir más allá de los amplios horizontes de Castilla. Su espíritu de servicio y acoplamiento al proyecto fundacional de su hermano muestra que tiene talante de gregario y hombre de segunda línea y no por ello menos importante.
Igualmente, Manés deja entrever un talante comunitario, obediente y en función de la misión que se le presentaba. Su forma de ser y su manera de hacer muestra un destello dominicano: hacerse a sí mismo mientras se hace la comunidad y viceversa, hacer la comunidad mientras se hace uno mismo.
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