Abr
Evangelio del día
“ El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 27-33
En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
Salmo de hoy
Salmo 33, 2 y 9. 17-18. 19-20 R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Reflexión del Evangelio de hoy
“El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús”
Seguimos con el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde se nos muestra la doble postura ante Jesús Resucitado. Por una parte, la de las autoridades judías, que rechazaron a Jesús en vida y también ahora como Resucitado. Por otra, la de los apóstoles, que después de un primer momento de duda, cuando el mismo Jesús les convence de su resurrección, se lanzan con valentía a proclamar esta gran noticia.
Salvando las distancias, nos encontramos en el siglo XXI en parecida situación. Los que niegan y rechazan, por diferentes motivos, a Jesús, su vida, muerte y resurrección, y los que, con la ayuda de Él mismo, aceptamos a Jesús resucitado. Pero no como una verdad abstracta, sino como el que mueve y guía nuestra vida, todos nuestros pasos, sabiendo que corremos su misma suerte y que nos espera también a nosotros, la resurrección. Lo que nos toca ahora es, con nuestras palabras y nuestras obras, ser testigos de su resurrección.
“El que Dios envió habla las palabras de Dios”
Sigue el diálogo de Jesús con Nicodemo, “el magistrado judío que fue a ver a Jesús de noche”. Algo que nos queda claro en esta entrevista con Nicodemo, confirmado por otros muchos pasajes del evangelio, es que las palabras de Jesús son especiales, no son sólo palabra de hombre, sino palabras del mismo Dios: “El que Dios envió habla las palabras de Dios”. No son palabras de un filósofo sabio, de un científico reconocido, de un literato afamado, que al fin y al cabo son hombres y llegan en su búsqueda de la verdad hasta donde llegan. Nos encontramos ante Jesús, que nos da la opinión, ni más ni menos, que de Dios, el que no se equivoca, el que es la Sabiduría personificada, el que es la Luz, la Verdad… Con gusto, con emoción, porque no sólo ha conquistado nuestra mente, sino nuestro corazón, aceptamos todas sus palabras que iluminan poderosamente nuestro peregrinar por esta tierra, antes de llegar al “cielo nuevo y la tierra nueva” prometidos.