Jun
Evangelio del día
“ ...Y al punto salió sangre y agua. ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 11, 1b. 3-4. 8c-9
Esto dice el Señor:
«Cuando Israel era joven lo amé y de Egipto llamé a mi hijo.
Era yo quien había criado a Efraín, tomándolo en mis brazos; y no reconocieron que yo lo cuidaba.
Con lazos humanos los atraje con vínculos de amor.
Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas.
Me incliné hacia él para darle de comer.
Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas.
No actuaré al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque yo soy Dios, y no hombre; santo en medio de vosotros, y no me dejo llevar por la ira».
Salmo de hoy
Salmo : Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
«Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». R/.
Tañed para el Señor,
que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel». R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 8-12. 14-19
Hermanos:
A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo, e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades celestes conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.
Por eso doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestro hombre interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento.
Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron»
Reflexión del Evangelio de hoy
Rico en amor. Los efectos del amor. En la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús
Riqueza es igual a abundancia. Hay ricos en dinero, en poder, en títulos…Y muchos de ellos presumen de esa abundancia. Dios y su hijo Jesús también son ricos. Podían presumir de abundar en muchos bienes. Pero a la hora de acercarse a nosotros, nos han mostrado fundamentalmente su riqueza en amor. “Dios es rico en amor, en misericordia”, tanto que es infinita y no tiene fin. San Juan, para mostrarnos su entraña íntima, afirma que “Dios es amor”. San Pablo, en la segunda lectura de hoy, nos indica que una de las tareas de todo cristiano es tratar de conocer y saborear “lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo” del amor que Cristo nos tiene.
De muchas maneras se nos puede definir a los cristianos. Como los seguidores de Jesús, los que cumplimos la voluntad de Dios, los que predicamos y vivimos el evangelio… En el día del Sagrado Corazón de Jesús y robando la expresión al evangelista San Juan, los cristianos, ante todo y sobre todo, somos “los que hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”. Y hemos conocido ese amor principalmente a través de Cristo Jesús y su gran corazón.
Jesús puso especial énfasis en demostrarnos que nos amaba y nos amaba hasta el extremo, porque sabía que el alimento que el ser humano más necesita es el amor, experimentar que es amado… y que el amor cura todas las dolencias del alma, como la tristeza, el sinsentido, la desilusión, la desesperanza. Su poder curativo llega a la muerte. Sólo el amor es más fuerte que la muerte y la vence.