Sep
Evangelio del día
“ Mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Proverbios 21, 1-6. 10-13
El corazón del rey es una acequia que el Señor canaliza adonde quiere.
El hombre juzga recto su camino, pero el Señor pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia el Señor lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, corazón ambicioso; faro de los malvados es el pecado.
Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado, indigencia.
Tesoros ganados con boca embustera, humo que se disipa y trampa mortal.
El malvado se afana en el mal, nunca se apiada del prójimo.
Castigas al cínico y aprende el inexperto, pero el sabio aprende oyendo la lección.
El honrado observa la casa del malvado y ve cómo se hunde en la desgracia.
Quien cierra los oídos al clamor del pobre no será escuchado cuando grite.
Salmo de hoy
Salmo 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44 R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor. R/.
Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.
Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.
Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.
Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron:
"Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte".
Él respondió diciéndoles:
"Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen".
Reflexión del Evangelio de hoy
Libres para elegir
Seguro que más de una persona piensa de los que tenemos fe y la vivimos que no somos libres de actuar, ante ello siempre he estado segura de que no es más libre quien no tiene fe, sino el que actúa consecuentemente con lo que cree, quien sabe decidir o pararse a tomar la decisión sopesando los pros y los contras, pero al final actúa en conciencia y sabiendo qué hace.
El libro de los Proverbios está hecho de “sentencias”, de frases claras y concisas que nos muestran el camino y nos ayudan a ser capaces de decidir por dónde queremos llevar nuestra vida. Dichas sentencias no son teóricas sino basadas en las acciones cotidianas de la vida, en lo cotidiano.
Está claro que moralizamos todo lo que hacemos y vivimos, lo juzgamos por bueno o malo, pero los absolutos no son buenos, igual que los extremos, es complicado decir de algo que es bueno, porque puede que eso, otros lo juzguen de malo. Nos fijamos pronto en lo malo que hacen los otros, pero puede que el hecho en sí no sea positivo, aunque esté realizado con la mejor intención, con lo cual no somos quiénes para juzgar, podremos dar una opinión pero si moralizar lo que vemos.
Hemos escuchado muchas veces que no existe la persona mala, que su forma de actuar está influenciada por su vida, por lo que ha recibido y cuando conocemos esa historia somos capaces, no de justificar, pero sí de llegar a entender el porqué de su forma de actuar. Puede que si nos paramos a analizar nuestra propia historia seamos capaces de asumir cómo somos y por qué actuamos de ciertas maneras ante algunos estímulos, pero es complicado de encajar algunas veces.
En el fondo ¿Nos sentimos libres para elegir cómo queremos vivir? ¿Entendemos en qué consiste la libertad? ¿Queremos ser libres para demostrar que nuestra fe es un acto de libertad del ser humano que nos lleva a vivirla desde el amor?
La familia de Jesús
“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”, Esta afirmación se podría tomar como un desprecio a la madre y a los hermanos por parte de Jesús, pero olvidamos que Jesús es el Hijo de Dios, que es el Padre, por lo tanto su familia no es la más cercana, los que perteneces a un linaje de sangre, sino aquellos que siguen la voluntad de Dios, los que son capaces de poner en práctica lo que la Palabra les dice.
En la historia hemos encontrado personas que han dejado atrás su vida, sus propiedades, su comodidad y se han lanzado al vacío, vacío de posesiones terrenales, de anclajes a lo material, de seguridades humanas, para dar todo lo que son y lo que tienen en favor de los demás, ¿qué mayor libertad que esa?
Ser capaces de renunciar para aceptar es algo que hacemos continuamente, incluso sin pensar, pero es algo que se va aprendiendo en la vida. En la medida que de pequeños nos ayudan a tener que optar, que elegir algo sabiendo que de esa manera nos quedamos sin otras cosas, vamos aprendiendo a decidir, a saber decir sí o no, a tomar unas decisiones por nuestra cuenta, o a escuchar a los que van con nosotros de camino y pueden ver la realidad de forma más objetiva.
Jesús no renuncia a su familia, a su madre y a sus hermanos, Jesús asume que es el Hijo de Dios y eso le ayuda a ampliar su familia, a sentirse hermano de todos, a ser cercano a los demás sin tener en cuenta quiénes son, cómo son, de dónde y sus características personales, ahí se empezó a formar la aldea global de la que tanto hablamos y tan lejos estamos de entender.
¿Entendemos el concepto de familia humana en su más amplio sentido? ¿Sentimos a los otros como hermanos, como prójimos?