Feb
Evangelio del día
“ Confía en Dios, que él te ayudará ”
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico 2,1-11
Hijo, si te acercas a servir al Señor, permanece firme en la justicia y en el temor, y prepárate para la prueba.
Endereza tu corazón, mantente firme
y no te angusties en tiempo de adversidad.
Pégate a él y no te separes,
para que al final seas enaltecido.
Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
y sé paciente en la adversidad y en la humillación.
Porque en el fuego se prueba el oro,
y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.
Confía en él y él te ayudará,
endereza tus caminos y espera en él.
Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia
y no os desviéis, no sea que caigáis.
Los que teméis al Señor, confiad en él,
y no se retrasará vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor, esperad bienes,
gozo eterno y misericordia.
Los que teméis al Señor, amadlo
y vuestros corazones se llenarán de luz.
Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?,
o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?,
o ¿quién lo invocó y fue desatendido?
Porque el Señor es compasivo y misericordioso,
perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia,
y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.
Salmo de hoy
Salmo 36
Encomienda tu camino al Señor, y él actuará
Confía en el Señor y haz el bien,
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R/.
Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R/.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
"El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará".
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
"¿De qué discutíais por el camino?".
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
"Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
"El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado".
Reflexión del Evangelio de hoy
Confía en Dios, que él te ayudará, espera en él y te allanará el camino
Este pasaje del Eclesiástico es un canto a confiar en Dios, basado en el temor a Dios. “Los que teméis al Señor esperad en su misericordia… los que teméis al Señor confiad en él”. Jesús, y también san Juan en sus cartas, nos piden con fuerza confiar en el Señor pero apoyándonos no tanto el temor, sino en el amor que él nos tiene. “En el amor no hay lugar para el temor, pues el amor perfecto echa fuera el temor”. Si Dios es el Buen Padre que nos ha presentado Jesús, el que nos ama entrañablemente, nuestras relaciones con él, nuestra confianza con él, se deben apoyar en ese su gran amor.
Hoy día, en nuestra sociedad, la confianza está a la baja. Por culpa de malos comportamientos, de muchas promesas incumplidas en distintos niveles, de sentencias injustas, de la inseguridad ciudadana, de… la desconfianza está muy presente en nuestro ambiente. Pero los cristianos hemos de mantener una confianza total en nuestro Dios. Sabiendo que él está siempre de nuestra parte, que nunca nos abandonará, que siempre nos perdonará hagamos lo que hagamos, que siempre cumplirá todas las promesas que nos ha hecho, que siempre nos amará… nos será fácil depositar en él nuestra confianza. Apoyándonos en esta confianza que él nos ofrece, nosotros seremos capaces de ofrecer confianza a nuestros hermanos y también confiar en ellos, sin olvidar que el tesoro de la confianza lo llevamos en vasos de barro.
Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos
¡Qué distintos son los caminos de Jesús y nuestros caminos! Hay una fuerte tendencia en nosotros, patrocinada y alimentada por nuestra sociedad, a querer ser los primeros, los más importantes, los que están más arriba que los demás. También padecían esta enfermedad los apóstoles de Jesús, a los que dio clases particulares de qué significa ser discípulo suyo. “No quería que nadie se enterase (de dónde estaban), porque iba instruyendo a sus discípulos”. Como sabemos, le costó mucho a Jesús “cristianizar” el corazón de sus primeros seguidores. Hoy les imparte la lección de quién es el “más importante”, “el primero”. Se lo explica con toda claridad: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Jesús, el que es Dios, el que es el primero, el más importante… “no reputó como botín el ser igual a Dios, al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo”. Por eso, nos amó hasta entregar su vida por nosotros. Debemos imitarle. Debemos ser los primeros, los más importantes en el amor, en la entrega, en servir a nuestros hermanos.