¿Qué me falta?

Primera lectura

Lectura del libro de los Jueces 2,11-19

En aquellos días, los hijos de Israel obraron mal a los ojos del Señor, y sirvieron a los baales. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había hecho salir de la tierra de Egipto, y fueron tras otros dioses, dioses de los pueblos vecinos, postrándose ante ellos e irritando al Señor. Abandonaron al Señor para servir a Baal y a las astartés.

Se encendió, entonces, la ira del Señor contra Israel, los entregó a manos de saqueadores que los expoliaron y los vendió a los enemigos de alrededor, de modo que ya no pudieron resistir ante ellos. Siempre que salían, la mano del Señor estaba contra, ellos para mal, según lo había anunciado el Señor y conforme les había jurado. Por lo que se encontraron en grave aprieto.

Entonces el Señor suscitó jueces que los salvaran de la mano de sus saqueadores. Pero tampoco escucharon a sus jueces, sino que se prostituyeron yendo tras otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaron pronto del camino que habían seguido sus padres, escuchando los mandatos del Señor. No obraron como ellos.

Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor estaba con el juez y los salvaba de la mano de sus enemigos, en vida del juez, pues el Señor se compadecía de sus gemidos, provocados por quienes los vejaban y oprimían. Pero, a la muerte del juez volvían a prevaricar más que sus padres, yendo tras otros dioses que sus padres, para servirles y postrarse ante ellos. No desistían de su comportamiento ni de su conducta obstinada.

Salmo de hoy

Salmo 105 R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo

No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres. R.

Adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos.
Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas. R.

Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R.

Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud.
Pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».

Jesús le contestó:
« ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».

Él le preguntó:
«¿Cuáles?».

Jesús le contestó:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».

El joven le dijo:
«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».

Jesús le contestó:
«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres – así tendrás un tesoro en el cielo - y luego ven y sígueme».

Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

“Abandonaron al Señor”

En esta primera lectura se nos presenta el esquema de la conducta del pueblo judío con Dios, después de la alianza que había hecho con él. El primer paso es abandonar al Señor su Dios e irse detrás de otros dioses, los dioses de las naciones vecinas, a los que adoraron. El Señor se enfada con su pueblo Israel y deja que les venzan los saqueadores. “En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra”. Pero el Señor tiene misericordia de su pueblo y les suscita Jueces que les libran de las bandas de salteadores. Pero el pueblo de nuevo vuelve a dar la espalda a Dios “yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada”.

Así acaba esta primera lectura de hoy. Pero sabemos que ya entonces el Señor vuelve a perdonar a su pueblo y ofrecerles su amistad. Algo que vemos con más rotundidad cuando nos envió a su Hijo Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo Unigénito”, que vino a ofrecernos el eterno amor y el eterno perdón de Dios a toda la humanidad, ante nuestras desviaciones y pecados.

“El joven se fue triste, porque era rico”

El evangelio de hoy nos presenta el conocido pasaje del joven rico. Acude a Jesús porque le considera “Maestro”, un hombre especial, alguien que sabe más que los demás, y puede aclararle una duda clave que tiene sobre el punto más importante de su existencia: “Maestro, ¿qué  tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?”. Y Jesús le da la respuesta que vale para cualquier hombre: “Guarda los mandamientos”.

Pero este joven, que siempre ha cumplido los mandamientos, busca algo más para él. Y Jesús que se da cuenta del buen deseo de este joven, le da la respuesta que buscaba: “Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo”. Jesús le propone seguirle a Él, por el camino de la pobreza y el desprendimiento, dejando sus riquezas.

Ante esta disyuntiva, el joven decide quedarse con las riquezas, pero podemos destacar que “se fue triste”, porque sabía que con las riquezas, poniendo su corazón en las riquezas, no iba a conseguir lo que buscaba: obtener la vida eterna, que podemos traducir por lograr ser feliz.