Mar
21
Sep
2010
Sígueme. Él se levantó y lo siguió

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7. 11-13

Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.

Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobre llevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vinculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que está sobre todos, actúa por medio de todos y ésta en todos.

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.

Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Salmo de hoy

Salmo 18, 2-3. 4-5 R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los limites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».

Él se levantó y lo siguió.

Y estando en la casa, sentado en la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificio": que no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Para la edificación del cuerpo de Cristo”

Con frecuencia, se ha exaltado a los cardenales, obispos, sacerdotes… por encima de los fieles cristianos. Algunos afirman que los viejos tratados sobre la Iglesia se centraban en la jerarquía, eran una auténtica “jerarcología”, un tratado sobre la jerarquía y desde ahí se estudiaba todo lo demás. El Vaticano II corrigió esta orientación. Colocó el capítulo del “pueblo de Dios”, el de todos los seguidores de Jesús, antes que el de la jerarquía. Todo, también la jerarquía, está en función y al servicio del pueblo de Dios. Ésta es también la orientación de San Pablo. Es cierto que “Cristo ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros”, pero todos ellos “para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo”. La jerarquía, incluidos los apóstoles como san Mateo, no tiene más dignidad que el resto de cristianos y al final de sus vidas no van a poder presentar sus cargos, su ministerio como un seguro para traspasar la entrada a la eternidad gozosa. Se les va a hacer la misma pregunta que a todos, la pregunta sobre el amor: “¿Tuve hambre y me disteis de comer…?”. El amor es la gran dignidad del cristiano y todo en la iglesia, en “el cuerpo de Cristo”, los apóstoles, sus sucesores y los fieles cristianos, tiene que estar al servicio del amor.

  • Sígueme. Él se levantó y lo siguió”

Jesús, a la hora de elegir a sus apóstoles, a sus sucesores, parece que no tiene buen ojo. Probablemente, hablando en lenguaje de hoy, ninguno de los doce pasaría “un examen de admisión” para cualquier empresa comercial. Para extender su proyecto del reino de Dios elige a pescadores, a hombres “sin estudios”, a un recaudador de hacienda con mala fama… incluso a uno que al final le iba a traicionar.

Eligió a “los doce” porque, en principio tuvieron un corazón generoso a su propuesta, como Mateo: “Sígueme. Él se levantó y lo siguió”. Estaban dispuestos a cambiar su corazón de piedra por un corazón a lo Cristo, un corazón que se dejó empapar por los sentimientos de Jesús, un corazón dispuesto a confiar más en la fuerza amatoria que Jesús les regalaba que en sus propias fuerzas… Y Mateo, en medio de sus debilidades como las de Pedro, las de Tomás… le siguió hasta el final. Hasta nos regaló el evangelio de la vida, muerte y resurrección de Jesús… algo que todos los cristianos debemos agradecerle.