Feb
Evangelio del día
“ Yo soy el Señor, vuestro Dios ”
Primera lectura
Lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 11-18
El Señor habló así a Moisés:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel:
“Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No robaréis ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros.
No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
No explotarás a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el jornal del obrero.
No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo.
No andarás difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado.
No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».
Salmo de hoy
Salmo 18, 8. 9. 10. 15 R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Reflexión del Evangelio de hoy
“Yo soy el Señor, vuestro Dios”
Ya Dios en el Antiguo Testamento nos propone imitarle. La osadía de imitar a Dios. “Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”. Y a continuación enumera una serie de actitudes que no debemos vivir porque van contra la santidad de Dios y nuestra santidad. Una vez más, hay que decir que estos mandatos de Dios no son las indicaciones de un dictador despótico, que manda arbitradamente lo que quiere a sus súbditos. Son las sendas a seguir para encontrar el sentido de la vida, para lograr el gozo de vivir, dichas por Alguien que sabe más que nosotros y nos quiere entrañablemente. Los caminos contrarios llevan a la infelicidad.
Jesús, el Hijo de Dios, el gran regalo que Dios nos ha hecho, sigue la misma línea, como no podía ser de otra forma. Todas sus indicciones son las sendas a seguir para que encontremos “vida y vida en abundancia”. Él es el Camino, la Verdad que nos lleva a la vida, a disfrutar de la vida. El mal, el camino del mal, siempre tiene su atractivo, como si por él se consiguiese ser más feliz. Pero no es así. El santo, el buen cristiano, el que vive como Jesús, almacena mucha más felicidad en su corazón que el que va por la vía del mal.
“Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”
Jesús tiene otras matemáticas vitales distintas a las que predominan en nuestra sociedad. Nos dice que no es más persona el que tiene más dinero, más títulos, más cosas, sino que la dignidad humana se mide por el amor, a más amor más persona. Por eso, al final de nuestra vida, no nos van a preguntar por nuestra cuenta corriente, por nuestros títulos, si fuimos los primeros de la clase y si sacamos matrícula en todas las asignaturas académicas. No, la única pregunta que nos van a hacer versa sobre el amor, nos van a examinar de amor, del amor concreto a nuestros hermanos. Y para ayudarnos a caminar por la senda del amor y de la fraternidad, Jesús se identifica con cualquier hermano nuestro, para que le sintamos más hermano si cabe. Lo del juicio final: “Porque tuve hambre y me disteis de comer… Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.