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Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima

Laica dominica, mística, primera santa de América. Desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad. Amante de la soledad dedica gran parte del tiempo a la contemplación.

 

Santa Rosa de Lima fue celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por la fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y dotes de ingenio, ya desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad. Siente profunda veneración por Santa Catalina de Siena, con quien se advierte una sorprendente afinidad, por ello decide, en 1606, inscribirse en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la perfección evangélica.

Amante de la soledad dedica gran parte del tiempo a la contemplación deseando también introducir a otros en los arcanos de la "oración secreta", divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos al amor a la oración.

Recluida frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los "indios". Por ellos desea dar su vida y se entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince años soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.

Santa Rosa de Lima arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano "debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón".

Más información sobre Santa Rosa de Lima en la sección de Grandes Figuras.