Ago
Evangelio del día
“ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí.
El Señor me sacó en espíritu y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran muchísimos en el valle y estaban completamente secos.
Me preguntó:
«Hijo de hombre: ¿podrán revivir estos huesos?».
Yo respondí:
«Señor, Dios mío, tú lo sabes».
Él me dijo:
«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo mismo infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis. Pondré sobre vosotros los tendones, haré crecer la carne, extenderé sobre ella la piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y comprenderéis que yo soy el Señor”».
Yo profeticé como me había ordenado, y mientras hablaba se oyó un estruendo y los huesos se unieron entre sí. Vi sobre ellos los tendones, la carne había crecido y la piel la recubría; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo:
«Conjura al espíritu, conjúralo, hijo de hombre, y di al espíritu: “Esto dice el Señor Dios: ven de los cuatro vientos, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan”».
Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Y me dijo:
«Hijo de hombre, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: “Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, ha perecido, estamos perdidos”. Por eso profetiza y diles: “Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío, comprenderéis que soy el Señor. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago” —oráculo del Señor—».
Salmo de hoy
Salmo 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
oriente y occidente, norte y sur. R/.
Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R/.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a una ciudad habitada. R/.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
“Un mundo nuevo aparece en el horizonte”
“Un mundo en descomposición se desploma. Un mundo nuevo aparece en el horizonte”:
Sucede a veces en el correr de la historia que un estilo de vida, unas culturas, unas filosofías, unas estructuras religiosas, unas espiritualidades, se encuentran en la necesidad de efectuar cambios profundos, porque se han quedado en pura corteza, en meras fachadas.
A estas realidades, siempre actuales, ya respondió antaño Ezequiel de una manera clara.
Ahora Ezequiel, otra vez contra corriente, da un viraje a su predicación.
¡Nada se ha perdido! Al contrario, ahora se abre el porvenir. ¿Se han derrumbado las falsas ilusiones? ¡Mejor! Así será posible que lo nuevo nazca.
Lo que vislumbra es una renovación de la comunidad vivificada por el espíritu de Dios”. (Comentario a la luz de la Biblia de Jerusalén)
“Ezequiel comparte los sufrimientos y la inseguridad del exilio, una comunidad que le necesita. Él, anima a sus contemporáneos para que puedan salir de esta crisis con una fe más madura y esperanzada.
La experiencia del profeta Ezequiel, es reveladora para nosotros: “Profeticé de acuerdo con lo que Él me ordenó”.
El Espíritu de Dios suscita vida allí donde parece que todo acabó:
“Os daré un corazón nuevo, pondré en vosotros un Espíritu Nuevo”.
De ahí brota, seguramente, una esperanza mayor: el profeta Ezequiel anuncia la utopía del hombre nuevo y de la nueva mujer. Esta nueva creación será sustentada por el Espíritu revitalizador del Dios vivo y verdadero, presente y actuante en la historia de todos los tiempos” (Comentario a la luz de “A leitura profética da historia”- da Conferencia dos Religiosos do Brasil).
“Amarás al Señor, tu Dios, con toda tu corazón, con toda tu alma…” y amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Mateo nos presenta a saduceos y fariseos uniéndose para poner a prueba a Jesús: “Maestro, cuál es el mandamiento mayor de la Ley”?
La pregunta no era tan sencilla, como nos puede parecer a nosotros hoy, porque la mayoría de los juristas consideraba que todos los mandamientos tenían la misma importancia y obligatoriedad. Otros defendían que guardar el sábado era la primera obligación de todo israelita. También había quien defendía el amor al prójimo como el principal. A nadie se le había ocurrido que el principal mandamiento, eran dos.
En Mateo y en Marcos, Jesús responde recitando la "shemá" (escucha), que todo israelita piadoso recitaba dos veces cada día (Dt 6, 4-9); pero añaden una referencia al Lev 19,18, que prescribe amar al prójimo como a ti mismo.
En Lucas, Jesús le dice al letrado: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?, y es el maestro de la Ley el que responde exactamente lo mismo.
La originalidad de Jesús es doble. Por una parte el haber unido los dos mandamientos y por otra el ampliar el concepto de prójimo.
Juan que escribe veinte años más tarde que los sinópticos, lo tiene mucho más claro. Jesús da un solo mandamiento nuevo: "Que os améis unos a otros" (Jn 13,34). Esta es la novedad de Jesús. Es el mandamiento nuevo, por oposición al mandamiento antiguo, la Ley.
El amor que exige Jesús, no se alcanza con el cumplimiento de un precepto. En Jesús no se trata de una ley, sino de una respuesta a lo que Dios es: "Un amor que responde a su amor" (Jn 1,16). El amor que pide Jesús tiene que surgir desde lo hondo de la persona, no imponerse desde fuera. Se trata de manifestar hacia fuera, lo que Dios es en mí ser.
Él, vive el mandamiento del amor de un modo concreto y no abstracto.
Su vida y misión pueden ser resumidas en la integración profunda y concreta del amor a Dios y al prójimo. En esta integración Jesús encontró la raíz de su libertad. Libertad que lo capacitó para ser plenamente fiel a la voluntad del Padre y a las necesidades del pueblo. (Reflexión al Evangelio enriquecida por homilías de Fray Marcos y por los libros: tu Palabra es vida de la Conferencia de los Religiosos del Brasil).