Dic
Evangelio del día
“ Nos visitará el sol que nace de lo alto ”
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16:
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»
Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mi hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."»
Salmo de hoy
Salmo 88 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
Reflexión del Evangelio de hoy
“Yo seré para Él Padre y Él será para mi hijo... su trono permanecerá para siempre.”
David quiere construir una casa que sea la morada de Dios, su intención es buena, pero no será así, es Dios quien edificará a David su casa para siempre. Le dice por boca del profeta Natán: Tu trono será estable, para siempre.
Dios promete a David la continuidad de su dinastía en sus descendientes. El primero será Salomón, que fue quien edificó el templo; pero, sin duda, esta palabra de Dios va más lejos: el trono de David no saldrá de su casa, su descendencia, Cristo, asumirá la realeza para siempre. Los evangelistas hablan de Él como Hijo de David. El templo de Salomón, no es comparable con el templo de su cuerpo. Él dirá a la samaritana: Ha llegado el tiempo en que los verdaderos adoradores adorarán a Dios en Espíritu y Verdad.
Es el tiempo de Cristo, la nueva era cuyo comienzo celebramos esta noche. Viene el príncipe de la paz a implantar su Reino entre nosotros, vivámoslo y proclamémoslo al mundo entero. Anunciando con alegría la Buena Nueva podemos desear de verdad: FELIZ NAVIDAD.
“Nos visitará el sol que nace de lo alto”
El cumplimiento de las promesas desborda la alegría del sacerdote Zacarías que bendice al Señor, porque ha visitado a su pueblo, según lo había anunciado por boca de los profetas.
El Dios siempre fiel, una vez más, ha cumplido sus promesas y es Juan, hijo de Zacarías, quien va a preceder al Mesías. Tiene la misión de anunciar su venida y preparar el camino de quien trae la salvación, el perdón, la misericordia infinita de Dios para con su pueblo, que envía a su Hijo desde lo alto, para ser luz del mundo, el sol que nace de lo alto nos sacará de las tinieblas del pecado, dejándonos iluminar por Él, su luz guiará nuestros pasos por el camino de la paz.
La Navidad es amor, paz, alegría; que esta noche podamos vivirla así ante el Niño recién nacido en el portal, que viene a salvar al mundo. No dejemos que nos arrebaten el misterio del Dios que se hace hombre, para elevar al hombre a la categoría de Dios; no permitamos que nuestras fiestas externas por este gran acontecimiento de la humanidad, aunque buenas, no opaquen su presencia entre nosotros, que brille su luz en el mundo entero y vivamos el Amor, la paz y la felicidad que trae el sol que nace de lo alto.