![17 de febrero de 2025](/media/photologue/photos/cache/flechas-cielo-predicacion_santoral.jpg)
Feb
Evangelio del día
“ Tengo fe, pero dudo; ayúdame ”
Primera lectura
Comienzo del libro del Eclesiástico 1,1-10:
Toda sabiduría viene del Señor
y está con él por siempre.
La arena de los mares, las gotas de la lluvia
y los días del mundo, ¿quién los contará?
La altura de los cielos, la anchura de la tierra
y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará?
¿Quién ha escrutado la sabiduría de Dios, que es anterior a todo?
Antes que todo fue creada la sabiduría,
y la inteligencia prudente desde la eternidad.
La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas
y sus canales son mandamientos eternos.
La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?
y sus recursos, ¿quién los conoció?
La ciencia de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?
y su mucha experiencia, ¿quién la conoció?
Uno es el Altísimo, creador todopoderoso.
Uno solo es sabio, temible en extremo:
el que está sentado en su trono.
El Señor mismo creó la sabiduría, la vio, la midió
y la derramó sobre todas sus obras.
Se la concedió a todos los vivientes
y se la regaló a quienes lo aman.
Salmo de hoy
Salmo 92,1ab.1c-2.5 R/. El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,14-29
En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. El les preguntó:
«¡De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
El les respondió:
«Esta especie solo puede salir con oración».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Toda sabiduría viene del señor y está con él eternamente
Comienza el Libro del Eclesiástico hablándonos de que la sabiduría de Dios es el fundamento de todo lo que existe. Casi desde una forma poética ayuda a reflexionar sobre el misterio de todo lo creado. De alguna manera, la lectura, nos trae sabores de los orígenes en el Génesis: «Al principio…» De este modo, se pone de manifiesto, que el «motor» del amor de Dios, genera la sabiduría, inteligencia y prudencia, que sostiene todo el universo.
El ser humano de todos los tiempos ha querido profundizar sobre el origen y los interrogantes que nos asaltan a lo largo de nuestra existencia. Y con facilidad nos topamos con la limitación del intelecto humano, incapaz de abrazar de una manera absoluta todos los misterios que encierra el universo. ¿Quién puede comprender la profundidad de lo que lo sostiene todo?
Al avanzar la propia reflexión que sobre sí, hace el cristianismo, se le va a dar la importancia a Jesucristo como la sabiduría que estaba junto al Padre. Y, es, Él mismo Cristo quien da la consistencia a todo. Como desde el principio se derrama esa sabiduría sobre los vivientes, se reparte en aquellos que son capaces de abrirse al Creador. Su Palabra, tiene sabiduría y sus mandatos dan inteligencia y prudencia. Todo un proceso de generar esa plenitud de Vida en la creación, en los vivientes, cuando despiertan a percibir una sabiduría a la hora de regir su existencia que los lleva a Dios.
Tengo fe, pero dudo; ayúdame
El evangelista Marcos nos relata una escena un tanto particular, en la que pone la mirada en Jesús. Con ella, pretende que entremos en la densidad que tiene para el ser humano el encuentro con la persona de Cristo. Como una trasfiguración de la vida que se llevaba hasta el momento. Hondo tiene que ser el caldo del camino de la fe para que me lleve a un cambio radical de vida y sea capaz de vivir acorde con los mandatos prescritos por la ley de Dios.
Nos encontramos en la bajada del Monte Tabor. Allí, Jesús, se ha transfigurado ante tres de sus discípulos más cercanos. El monte tiene una simbología concreta que viene a expresar la presencia de Dios, donde Dios se revela y un lugar concreto de oración, diálogo, con el Hacedor. Jesús ha entrado en comunión con Dios a través de esa oración. No deberíamos de perder de vista, que en la oración se van a ir intercambiando «palabras» hacia aquel que nos dirigimos, y que el gran Misterio de la Navidad que celebramos hace un tiempo, Jesús, se revela como: «Palabra hecha carne». La «Palabra» es la «Vida» de los hombres, si lo recibimos.
Al bajar del monte, se van topando con realidades concretas. Los fariseos discuten con los discípulos. Precisamente aquellos que no aceptan a Jesús, como Mesías de Dios. Es decir, no quieren aceptar al que es «Palabra», por ello, hay una discusión. Acto seguido hay un joven mudo, incapaz de pronunciar palabras. Para introducirnos en un diálogo entre Jesús y el padre del muchacho endemoniado. Posiblemente como un camino de fe capaz de reconocer a Jesús como Salvador.
El padre del muchacho está en un proceso de búsqueda de luz en su vida, ante una situación que desborda por completo su realidad existencial. No sé lo que voy a hacer. Y, en ese momento aparece un horizonte de luz en su vida. Se presenta Jesús, trasfigurado. Por eso le ruega que tenga piedad. Y de una forma ráquitica le insinúa que si puede hacer algo. Jesús, entra en acción, para poner a prueba la fe de este hombre. ¿Sí puedo?, basta con que tengas fe. De este modo, el padre comprende la limitación humana y la debilidad de la fe cuando nos vamos encontrando los obstáculos en lo ordinario de la vida. Ahora, se hace más honda y profunda la fe del padre, que se manifiesta como un grito. Soy consciente de que creo, pero en más de una ocasión me desborda la vida con sus contrariedades. ¡Ayúdame!
Oración de súplica, que sale de la pureza del corazón de este padre desesperado: Ayúdame, tú que eres la resurrección y la vida. Así sucede el milagro. Ahora Jesús actúa, se acerca al muchacho y lo levantó, o lo transfiguró, mediante la fuerza del Espíritu Santo fue capaz de generar en el muchacho algo que antes no podía pronunciar: «Palabra». (Curioso detalle, como en el Génesis, el Padre Creador, pronunció y existió). Así, en privado, va a explicar Jesús, el milagro: «oración», relación de intimidad con aquel que nos ama para cambiar nuestra vida. Abrazar la fe en un Dios que nos ama y dibuja un horizonte nuevo cada día con su «Palabra».