Ene
Evangelio del día
“ El Poderoso ha hecho obras grandes por mí ”
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-8:
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, para anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo como mis antepasados, con conciencia limpia, porque te tengo siempre presente en mis oraciones noche y día.
Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría. Evoco el recuerdo de tu fe sincera, la que arraigó primero en tu abuela Loide y tu madre Eunice, y estoy seguro que también en ti.
Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por imposición de mis manos porque, pues Dios no nos ha dado un espíritu cobardía, sino de fortaleza, amor y de templanza.
Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Salmo de hoy
Salmo : Salmo 95, 1 2a. 2b 3. 7 Sa. 10 R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe,
y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente». R.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenia sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Reflexión del Evangelio de hoy
Dios nos ha dado un espíritu de fortaleza, caridad y templanza
Un bello texto de San Pablo en el que saluda a Timoteo y le da Gracias a Dios por su vida, por la fe que ha recibido de sus antepasados y que sigue viva en él, le aconseja que reavive el carisma por la imposición de las manos y reciba de Dios el espíritu de fortaleza, caridad y templanza.
En el mundo en el que vivimos, parece que todos somos capaces de solucionarlo o conseguirlo con nuestras propias fuerzas, pero no entendemos que hay situaciones que se escapan a nuestra fuerza, a nuestro entendimiento, a nuestro razonar. Ante estas situaciones nos derrumbamos y caemos en un sinsentido, porque no somos capaces de recibir ese espíritu del que habla Pablo y que da lo necesario para afrontar duras realidades que se nos presentan.
Queremos borrar el pasado, la historia, aquello que ha supuesto dolor para muchos y no entendemos que hacer desaparecer esas situaciones sólo provoca que vuelvan a vivirse, hay que aprender de los errores, somos conscientes de que no todo en la vida es acierto y felicidad, debemos entender que las equivocaciones, los sufrimientos pueden hacernos el bien de salir fortalecidos y saber afrontar los futuros problemas con más sabiduría.
Se nos da una fe que hemos recibido gratis, que nos las han transmitido los antepasados, sabemos que aquellos que descubren en esa fe el bastón para caminar, salen de muchas situaciones difíciles con más agilidad que los que no tienen donde apoyarse y caen sin tener algo que les levante.
Quien cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi madre.
Este pasaje del Evangelio siempre me pareció duro, porque se puede malinterpretar como un desprecio de Jesús a su Madre, pero cuando llegué a entender que realmente lo importante era descubrir que María era la Madre de Jesús porque ella cumplió la voluntad de Dios, fue capaz de escucharle y decir SÍ, entonces entendí que lo que Jesús decía de su Madre era un halago porque ella era el ejemplo más claro.
Las Palabras de Jesús dan sentido al término Madre y Hermano, no es cualquiera, no es ni siquiera la madre biológica, ni quien le ha criado, lo importante es que les une un vínculo más importante, la familia de Jesús no es únicamente una familia de parientes, unidas por un vínculo de sangre o de afinidad, sino es una unión que viene de lo más profundo, de quien es capaz de dar todo, de dar la vida para cumplir la voluntad de Dios, quien haga eso en cualquier parte del mundo será llamado hermano de Jesús, entrará a formar parte de su gran familia.
En la vida vamos encontrando personas que se van uniendo a nuestra historia, que van formando parte de nuestra vida, algunos puede que los veamos una sola vez, pero las experiencias compartidas hacen que se formen unos lazos que ni la distancia ni el tiempo se puedan borrar. Los cristianos, estemos donde estemos tenemos esa unión a través de la Palabra, que nos hace miembros de una misma fe, que nos aporta sentido a la existencia y que a pesar de razas, costumbres, lugares, la Palabra prevalece por encima de todo lo demás.
¿Somos capaces de descubrir el espíritu que Dios nos ha dado? ¿Nos sentimos hermanos, hijos de un mismo Dios? ¿Escuchamos a Dios descubriendo su voluntad y hacemos lo posible para ser coherentes con lo que nos pide?