Mié
26
May
2010
El Hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por todos .

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 18-25

Queridos hermanos:

Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos, amaos de corazón unos a otros con una entrega total, pues habéis sido regenerados, pero no a partir de una semilla corruptible sino de algo incorruptible, mediante la palabra de Dios viva y permanente, porque
«Toda carne es como hierba
y todo su esplendor como flor de hierba:
se agosta la hierba y la flor se cae,
pero la palabra del Señor permanece para siempre».

Pues esa es la palabra del Evangelio que se os anunció.

Salmo de hoy

Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45

En aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:
«Podemos».

Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

Reflexión del Evangelio de hoy

Pedro sigue con su catequesis bautismal. Jesús, con su catequesis pascual. Subiendo a Jerusalén, sabiendo y asumiendo lo que le espera allí, prepara a sus discípulos. Lo hace por tercera vez. Pero, los discípulos están a lo suyo. Lo que sea, sonará. Pero, mientras, hay que procurar colocarse bien, tomar posiciones y procurarse los primeros y mejores puestos en el futuro reino.

  • “Habéis vuelto a nacer de un padre inmortal”

“Si alguien no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3,5); “Si alguien no ha nacido de nuevo de arriba…”(Jn 3,3). Pedro no hace más que repetir y sacar consecuencias de aquella conversación trascendental de Jesús con Nicodemo.

“Puesto que habéis nacido de nuevo, conducíos en la vida con respeto y con amor”. La razón es que han nacido de Dios, por tanto han de comportarse como hijos, con respecto a Dios, y como hermanos entre sí. Una familia nueva, unos valores nuevos, unas actitudes donde prevalezca el respeto y amor familiar, filial y fraternal. “Habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente”. 

  • “No así vosotros”

“¿Qué queréis que haga por vosotros?” Dijo Jesús a aquellos amigos suyos que habían dejado barcas, redes, padres, negocios, para seguirle. Y si nos hiciera a cada uno de nosotros la misma pregunta, ¿se distinguiría, en el fondo, nuestra contestación de la de aquellos dos discípulos? ¿Qué es lo que solemos pedir en nuestras oraciones? Aunque no creo que andemos soñando con puestos a su lado, siendo sinceros tendremos que reconocer que, en el fondo, no nos distinguimos tanto de Santiago y Juan en cuanto a su petición se refiere.

En ese caso, sería fácil que también nosotros escucháramos a Jesús preguntándonos: ¿Hasta dónde estáis dispuestos a seguirme? ¿Hasta el bautismo con el que yo me voy a bautizar? ¿Seréis capaces de llegar a beber una copa similar a la mía? Y, si contestamos como ellos, y notamos que los demás se han percatado de nuestra codicia, ambición y egoísmo, estemos preparados para seguir escuchando al Señor:

¡Vosotros, no! “No ha de ser así entre vosotros”. Hacéis bien en querer ser importantes, pero “el que quiera ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor”. Servicio, es su consigna. Servicio hasta exprimir la vida. “Pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate por todos”.

Servicio que, junto a la oración, fueron las “obsesiones” de san Felipe Neri, que le llevaron a fundar el Oratorio para que tuvieran continuidad. Oratorio, que en forma de Oratorios confederados desde 1942, siguen pujantes en distintas naciones del mundo.
 

Fray Hermelindo Fernández Rodríguez

Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
(1938-2018)