Sep
Evangelio del día
“ ¿Quién es este hombre? ”
Primera lectura
Comienzo de la profecía de Ageo 1, 1-8
El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo:
«Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo:
"No es momento de ponerse a construir la casa del Señor"».
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo:
«¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras el templo es una ruina?
Ahora pues, esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación. Sembrasteis mucho, y recogisteis poco, coméis y no os llenáis; bebéis y seguís con sed; os vestís y no entráis en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto.
Esto dice el Señor del universo: Pensad bien en vuestra situación. Subid al monte, traed madera, construid el templo. Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor».
Salmo de hoy
Salmo 149,1-2.3-4.5-6a.9b R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.
Reflexión del Evangelio de hoy
Meditad en vuestra situación
En tiempo de Zorobabel Ben Salatiel, gobernador de Judea, y de Josué Ben Josadak, Sumo Sacerdote, se discutía sobre la conveniencia o no de reconstruir el templo. Pero es por medio del Profeta Ageo, como se expresa el propósito de Dios.
Se necesita un templo para que se exprese la gloria de Dios. Un templo para que se exprese la paz de Dios. Ya todos han alcanzado la paz, se han construido sus casas de maderas, ahora es tiempo de que Dios establezca su morada.
Es el momento de reflexionar de qué modo y en qué medida Dios puede entrar en nuestras vidas por medio. ¿Qué espacio le dedicamos para que habite en nosotros? ¿Dios necesita un espacio físico para habitar entre nosotros y otorgarnos la paz?
Era importante para el profeta Ageo, que el pueblo tuviera un lugar sagrado, pero con Cristo ese lugar sagrado somos nosotros. Nosotros somos el lugar donde Dios habita, el templo espiritual que Dios escoge para morar, y manifestarnos su gloria.
¿Quién es este hombre?
Después de que Herodes mandara matar a Juan el Bautista, los gestos y palabras de Jesús le llenaban de inquietud, dice el texto que no sabía a qué atenerse ya que algunos decían que Juan había resucitado en su persona.
Lo cierto es que el carácter profético de Jesús no limpió la conciencia de Herodes por la muerte de Juan, ni su pecado que era vivir con la mujer de su hermano, Herodías.
¿Qué le sucedía a Herodes? Se dejó seducir por un baile y comprometió la mitad de su reino, y eso le valió la vida a Juan el Bautista.
Y a veces nos ocurre que desde la insensatez comprometemos la mitad de la vida, y eso tiene como consecuencia la vida de un hombre.
De ahí que el oír hablar de Dios despierta la curiosidad de Herodes, “Tenía ganas de verlo”.
Pero ni a Dios, ni su acción salvadora se logra verlo o experimentarlo solo por la curiosidad o las ganas de verlo. Se necesita del compromiso personal, la realidad de querer asumir su salvación de perdón y redención.