El que no está contra nosotros está a favor nuestro

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 4, 11-19:

La sabiduría educa a sus hijos
y se cuida de los que la buscan.
El que la ama, ama la vida,
y los que madrugan por ella se llenarán de gozo.
El que la adquiere heredará la gloria
y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.
Los que sirven, sirven al Santo,
y el que a ella se aplica, vivirá seguro.
Si confía en ella, la recibirá en herencia,
y sus descendientes la tendrán en posesión.
Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos
y lo escrutará con cuidado;
le infunde miedo y temblor,
lo atormenta con su disciplina,
hasta que pueda confiar en él,
y lo pone a prueba con sus exigencias.
Pero luego vuelve a él por el camino recto,
lo colma de alegría y le revela sus secretos,
y lo enriquecerá de ciencia y de conocimiento recto.
Si él se desvía, lo abandonará
y lo dejará a merced de su propia ruina.

Salmo de hoy

Salmo 118, 165. 168. 171. 172. 174. 175 R/. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor

Mucha paz tiene los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar. R/.

Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tú tienes presentes mis caminos. R/.

De mis labios brota la alabanza,
porque me ensañaste tus decretos. R/.

Mi lengua canta tu promesa,
porque todos tus preceptos son justos. R/.

Ansío tu salvación, Señor,
tu ley es mi delicia. R/.

Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38-40

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

Reflexión del Evangelio de hoy

Los que aman la Sabiduría, aman la vida

La primera lectura de la Eucaristía nos adentra en una nueva sección del libro del Eclesiástico, introducida por un elogio de la Sabiduría. En él se nos presenta a la Sabiduria de forma personificada como una madre que instruye y estimula.

En la primera parte se nos dice de ella que son muchos los beneficios que se otorgan a quienes la aman, buscan, alcanzan o retienen: por un lado amor a la vida y por otro el favor, la gloria, la bendición y el amor del Señor.

En la segunda, ella misma toma la palabra y se dirige al lector colocándole ante un doble camino: quien se deja guiar por la Sabiduría, la escucha y se entrega a ella, vive bajo su protección, comprende sus secretos,  además de aprender a juzgar rectamente,  aunque tenga que pasar por la prueba; pero el que se desvía de ella, pierde su protección y se halla abocado a la ruina.

A través de la lectura nos sentimos invitados a descubrir esta Sabiduría en nuestras vidas como un tesoro que hay que buscar, anhelar, amar y acoger porque ella nos conduce por caminos de vida y de bendición  y nos entrega la visión de lo que es importante en la vida, lo que vale la pena; sólo guiados por ella, podemos caminar orientados, libres, seguros y confiados.

El que no está contra nosotros, está a favor nuestro

En el Evangelio de hoy, Jesús, de forma pedagógica nos muestra algunas actitudes, que se nos pueden colar en la misión de cada día: la tendencia, a veces, a querer monopolizar las “buenas acciones”; el pensar que nosotros hacemos las cosas mejor que los demás; creer que otros grupos o personas no tienen nada que enseñarnos y nosotros nada que aprender; pensar que el hecho de pertenecer a un determinado grupo nos da la garantía de poseer la verdad, aun siendo conscientes de cuántas tonterías y barbaridades a veces hacemos y justificamos en nombre del Evangelio.

El texto nos ofrece claves de discernimiento a la hora de juzgar y valorar tantas acciones buenas que se realizan en nuestro mundo, sin siglas de partidos o grupos, sin etiquetas; o al menos sin la nuestra.

Porque al final ¿De qué se trata la misión? ¿Qué fue lo importante para Jesús? Desde luego, su centro fue hacer posible la mesa del Reino, la experiencia de la fraternidad universal como experiencia de comunión en torno a la mesa compartida: mesa de la igualdad, de la justicia, de la amistad, de la reconciliación. La Iglesia, las instituciones religiosas, no existen para ellas mismas. Su objetivo no es perdurar en el tiempo, sino colaborar en el proyecto de Jesús, del cual nadie puede apropiarse.

Todo exclusivismo y particularismos no dejan de ser un antitestimonio y desfiguración del Evangelio que nos convoca siempre al encuentro.

Por eso, más que buscar lo que nos separa, Jesús nos invita hoy a buscar los lugares comunes que posibilitan la comunión: y hacer el bien, es el lugar común de encuentro para la humanidad, ya que todos, creados a imagen y semejanza del Dios amor, llevamos inscrito en nuestro interior, la capacidad de bien. ¡Alegrémonos entonces con ello, venga de donde venga!