Nov
Evangelio del día
“ Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas ”
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 15,1-4:
Yo, Juan, vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios.
Vi una especie de mar de vidrio mezclado con fuego; los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
«Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, rey de los pueblos. ¿Quién no temerá y no dará gloria a tu nombre? Porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti, porque tú solo eres santo y tus justas sentencias han quedado manifiestas».
Salmo de hoy
Salmo 97,1.2-3ab.7-8.9 R/. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Reflexión del Evangelio de hoy
Nos encontramos ya a las puerta del tiempo de Adviento y las lecturas del libro de la Apocalipsis son la nota dominante en este tiempo. Lecturas que nos hablan de persecuciones, de sufrimiento, de dolor… Las madres saben bien que los dolores más fuertes de una mujer son antes del parto, de dar a luz. De la misma manera, las persecuciones más terribles preceden la salvación, la redención.
En la lectura de este miércoles continuamos con la visión del Juan en la que ve 7 ángeles con 7 plagas, las cuales expresan el cumplimiento de la ira de Dios. La ira de Dios, que estaba contenida en 7 tinajas que habían sido ya derramadas sobre el mundo, es la fuerza que recibieron los que habían peleado contra la bestia y que ahora se encontraban de pié a la orilla del mar cantando un himno a Dios: ¡Grandes y maravillosas son tus obras!.
Esta lectura, como la inmensa mayoría del libro de la Apocalipsis, son difíciles de entender porque el sentido literal no nos ayuda a acceder al sentido teológico del texto, es decir, ¿qué nos quiere decir Dios con este texto? Toda la lectura parece apoyarse sobre la ira de Dios que es la fuerza de Dios regalada a los que cantan el himno. La ira de Dios en la Biblia hace referencia no a una emoción que sentimos cuando se nos ofende o cuando hay una injustica… La ira de Dios hace referencia a la misericordia de Dios. La ira sólo se puede entender con misericordia. Aquel que está obsesionado con la ira y sólo con la ira, según la Escritura, pierde la imagen de Dios. La ira de Dios es un elemento que no hace referencia a enfado, ni enojos… hace referencia al restablecimiento de un orden que ha sido roto. La ira sólo se puede romper con misericordia.
En el evangelio de este miércoles encontramos un pasaje donde Jesús advierte con antelación de uno de los peligros que van a correr sus discípulos: el rechazo. Pero Jesús no sólo advierte sino que además da un consejo para cuando se encuentren perseguidos y rechazados: la perseverancia. La perseverancia es el mantenerse firme y fiel a algo o a Alguien. La perseverancia es algo que se contagia. La fuerza para ser perseverantes se encuentra en los otros. Cuando los otros resisten, son fieles… yo, por contagio, recibo la fuerza para ser fuerte. La perseverancia en el testimoniar a Jesucristo es lo que Lucas nos propone en el Evangelio: si yo veo a gente perseverar en la fe y en anuncio de Cristo, yo persevero porque de ellos recibo la fuerza. Dios está usando esas personas para mostrarme que la fuerza de un cristiano reside en la Iglesia que unida predica, unida testimonia, unida sufre y unida ama.
Adviento es el tiempo de la perseverancia en que el orden en nuestros corazones, en nuestras vida, es posible y además será restablecido por la perseverancia, la espera. En la perseverancia se encuentra el orden, se encuentra la vida, se encuentra la redención. Tener vida depende de la fe. La falta de fe es la causa de nuestro exilio, de nuestro desorden.