Nov
Evangelio del día
“ Las has revelado a la gente sencilla ”
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 11, 1-10
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retozará junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
será elevada como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.
Salmo de hoy
Salmo 71, 1-2.7-8.12-13.17 R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Reflexión del Evangelio de hoy
“Sobre él se posará el espíritu del Señor”
Isaías nos describe los tiempos mesiánicos y las características que poseerá el futuro Mesías. La principal cualidad que tendrá este Mesías, procedente del tronco de Jesé, el padre de David, es que “sobre él se posará el espíritu del Señor”. Todos los dones con que se verá adornado, y que enuncia este oráculo, proceden de esta fuente. Impartirá justicia verdadera defendiendo al pobre y al desamparado. Gracias a él volverá la armonía perdida del paraíso, y los animales entre sí enemigos, sabrán convivir juntos. Hasta la serpiente, inductora del primer pecado, estará a bien con el resto del mundo animal. El hombre disfrutará de paz y de justicia.
Cuando llegó Cristo Jesús, el Mesías, a nuestra tierra quiso cumplir lo anunciado por el profeta Isaías. Lo hizo guiado por el Espíritu Santo, y derramando su amor en nuestros corazones, para que el amor y solo el amor reinase entre nosotros. Pero también en tiempo de Jesús, que es el nuestro, se ha que aplicar la escatología. Ya han empezando los tiempos mesiánicos, los tiempos del reinado de Dios, pero todavía no en plenitud, porque en nuestra etapa terrena no hacemos caso a Jesús del todo y, en vez de reinar el amor entre nosotros, con frecuencia, reina el desamor. Pero llegará un día, cuando “Dios, que es amor, sea todo en todos”, en que veremos cumplidas la profecía de Isaías y las promesas de Jesús y los hombres gozaremos de la plenitud de la felicidad.
“Las has revelado a la gente sencilla”
La gente sencilla es la que acepta a Dios, como lo que es, nuestro Dios, un Dios Padre amoroso con todos nosotros, y que acepta todo lo que su Padre Dios le dice. No porque sean ignorantes y con pocas luces, sino porque saben que Dios es Dios, lleno de luz y de amor y confían en él y saben que nos les puede engañar. Este es el secreto de su relación con Dios.
Tenemos que pedir a nuestro Padre Dios que nos conceda la gracia de ser “gente sencilla” para que sigamos creyendo y viviendo todo lo que él, principalmente a través de su hijo Jesús, ha querido revelarnos… empezando por creernos de verdad, ahora que estamos en adviento, que nos ha querido tanto que ha sido capaz de enviarnos a Jesús, su propio Hijo, a nuestra tierra, para que nos enseñase el camino que conduce a la alegría de vivir y disipase muchas de las tinieblas que, a veces, nos rodean. Para que nos creamos que nuestra vida empieza bien, de la mano creadora de Dios, y termina bien, termina mejor al regalarnos la felicidad total para la que nos ha creado.