Jue
29
May
2014

Evangelio del día

Sexta Semana de Pascua

Vuestra tristeza se convertirá en alegría

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 18, 1-8

En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma.

Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías.

Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».

Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.

Salmo de hoy

Salmo 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4 R/. El Señor revela a las naciones su salvación

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».

Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».

Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».

Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Se dedicó enteramente a la Palabra”

Resuena en esta lectura el comienzo de la predicación apostólica, cuando los apóstoles deciden instituir los siete diáconos para encargarlos de la administración, y así ellos, “nos descuidar la Palabra de Dios” (Hch. 6,2), sino dedicarse “a la oración y al ministerio de la Palabra” (Hch. 6,5).

Pablo, apóstol de Jesucristo, vive la misma realidad y, como los Doce, todo lo llena de la Palabra, de Jesucristo, por medio de su ministerio apostólico.

También nosotros podemos aprender un poco de Pablo y los demás apóstoles, y si no podemos dedicarnos “enteramente” a la Palabra, sí podemos tratar de que ésta tenga un poco más de resonancia en nuestras vidas.

Las pautas nos la da la misma lectura: “Escuchar, creer y bautizarse”:

1. Escuchar. La Palabra no puede entrar en nosotros si no abrimos el oído y el corazón, vaciándonos de tantos ruidos que nos distraen y nos atontan, que no nos dejan estar atentos lo que ella nos diga.
2. Creer. La fe nos llega a través de la escucha. Creer es aceptar en nuestro corazón lo que hemos escuchado. Adherirse al Señor Jesús con todo nuestro ser. No se trata de creer dogmas de manera intelectual, sino de tener un encuentro personal con Jesús que cambie nuestras vidas.
3. Bautizarse. Recibir el don del Espíritu Santo, ser hijos de Dios. Si muchos de nosotros ya estamos bautizados, siempre se nos da la oportunidad de vivir nuestro bautismo con más autenticidad y coherencia.

  • “Vuestra tristeza se convertirá en alegría”.

Con el típico lenguaje enigmático del Evangelio de Juan, Jesús anuncia a sus discípulos su muerte y resurrección. Pero ellos siguen sin entender a su Maestro, que se empeña en hablarles de forma velada.

Hará falta la iluminación del Espíritu Santo para que todo se haga claridad y los discípulos puedan ser conducidos a la verdad completa. Sin embargo Jesús, dándose cuenta de la falta de comprensión, da una explicación que es más bien una profecía: la tristeza de la Pasión, se volverá alegría de Resurrección.

Y en esta alegría vivimos los que seguimos a Jesús y somos invitados a permanecer siempre en esta alegría, aunque muchas veces los acontecimientos sean adversos y parezca que estamos en un callejón sin salida.


Christian de Chergé, el Prior de la comunidad de trapenses asesinada en Argelia en el 1996, llamaba a la Pascua, la esperanza invencible; también invitaba a los creyentes a ser testigos ocultos de la esperanza invencible. Si dejamos traslucir nuestra alegría en todas nuestras actitudes, en toda nuestra vida, el Señor hará que este grano oculto enterrado en el surco, dé frutos de vida eterna para toda la humanidad.

Y entonces todo se convertirá en alegría, si “dejamos desbordar en nosotros las fuerzas de crecimiento que el Amor de Dios renueva hasta el infinito” (Christian de Chergé).