May
Evangelio del día
“ El que quiera ser grande, sea vuestro servidor ”
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 18-25
Queridos hermanos:
Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.
Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos, amaos de corazón unos a otros con una entrega total, pues habéis sido regenerados, pero no a partir de una semilla corruptible sino de algo incorruptible, mediante la palabra de Dios viva y permanente, porque
«Toda carne es como hierba
y todo su esplendor como flor de hierba:
se agosta la hierba y la flor se cae,
pero la palabra del Señor permanece para siempre».
Pues esa es la palabra del Evangelio que se os anunció.
Salmo de hoy
Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
¿Indignado?... ¿de qué? ¿por qué?
El apóstol Pedro subraya en su Primera Carta, para los lectores de todo tiempo, que la entrega del Señor Jesús hasta una muerte en cruz ha supuesto para todo ser humano la liberación de toda conducta inútil.
¡Qué bien! sabías Pedro del sabor de la inutilidad, por haberla vivido de múltiples formas en carne propia.
Como nos muestra el evangelista Marcos, él formaba parte del grupo de los indignados por la petición de los Zebedeos. Acaso, ¿no era más que loable la demanda de éstos? Mas… ¿qué gloria pedían? Muchos de nuestros edenes, hemos de reconocer que son hijos de conductas inútiles, fraguadas y paridas desde el entorno egótico, donde no impera la recta intención, sino más bien unas díscolas apetencias refrendadas por el imaginario social. De ahí que se necesite un continuo ejercicio de discernimiento entre lo que supone camino de naturaleza esencial frente a lo accesorio, quizá, inútil… tóxico por excelencia.
La clave de bóveda viene -como no podía ser de otra manera- de mano del Maestro de Nazaret: todo lo que supone tiranía, opresión, desdoro de uno frente a los otros, ese «yo siempre más que tú» es la antítesis de lo humano, alejándonos de esa magnanimidad de espíritu, pixelados con rasgos caricaturescos.
El evangelio de hoy se enmarca en el tercer anuncio de la pasión y resurrección: Binomio inseparable.
Como nos señala el salmista: tenemos necesidad de tener bien lubricados los cerrojos de nuestras puertas, reforzadas por la Palabra de Dios viva y permanente, para abrir senda por lo angosto del camino, cuyo final es el triunfo de la Vida sobre toda muerte, la de la naturaleza esencial sobre el personaje. Lo útil sobre lo inútil.