Vie
3
Dic
2021

Evangelio del día

Primera semana de Adviento

Ten compasión de nosotros, hijo de David

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías 29, 17-24

Esto dice el Señor:

«Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, y el vergel parecerá un bosque.

Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal: los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal, y por una nadería violan el derecho del inocente.

Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob:
“Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”.

Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza».

Salmo de hoy

Salmo 26, 1. 4. 13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 27-31

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando:
«Ten compasión de nosotros, hijo de David».

Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
«¿Creéis que puedo hacerlo?».

Contestaron:
«Sí, Señor».

Entonces les tocó los ojos, diciendo:
«Que os suceda conforme a vuestra fe».

Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
«¡Cuidado con que lo sepa alguien!».

Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Aquel día oirán los sordos, verán los ojos de los ciegos

Isaías en los capítulos anteriores critica a los dirigentes políticos que con sus decisiones y su conducta llevan al pueblo al desastre. En el texto que hoy nos presenta la liturgia anuncia un profundo cambio en esta situación. La expresión «aquel día» indica que este cambio es debido al Señor, a su voluntad salvadora. Esta acción de Dios provocará el fin de la opresión y la liberación de los sencillos, de los pobres y los  humildes.

La salvación del Señor provoca ante todo el gozo de los necesitados y humildes (v 19), y la desaparición de los violentos. Los humildes para Isaías son aquellos que en el momento de la angustia confían en el Señor y perseveran a la espera de la salvación que viene de él, son generosos y sencillos, viven dependiendo de Dios, disponibles y entregados a los demás, son los que cuentan con Dios y por eso Dios cuenta con ellos: con ellos formará el resto de fieles; mientras que los ricos, los poderosos, son los que confían sobre todo en sus medios humanos, están llenos de sí mismos y de sus propias cosas.

La palabra profética de Isaías suena en nuestros oídos y invitándonos a hacernos pobres, desprendidos, generosos, entregados; a contar con Dios y permitirle que cuente con nosotros para la acción liberadora de los hombres

El salmo 26 es un salmo de confianza en el Señor. Es el salmo de los pobres que confían en el Señor, juez justo. Lo invocan como luz, salvación, fortaleza, que toma partido por el inocente y perseguido. El pobre confía en el Señor porque sabe que está del lado de los que buscan la justicia.

Ten compasión de nosotros, hijo de David

Dar la vista a los ciegos es una de las obras que realizará el Mesias, como signo de la salvación definitiva, anunciada por los profetas (Is 29, 18ss).

Al paso de Jesús dos ciegos reaccionan, le siguen, dan gritos pidiendo misericordia. Hay que moverse para seguir a Jesús y encontrar salvación en él. Los ciegos buscan la curación que viene de Jesús, tienen fe, y por eso lo siguen, insistiendo en una súplica confiada. Los dos ciegos entran en la casa tras Jesús y se acercan a él. Jesús les pregunta sobre su fe que es confianza en el poder salvador de Jesús. Hay un diálogo que posibilita el encuentro interpersonal con Cristo: con llamada a la fe y respuesta de fe: “que os suceda conforme a vuestra fe”. Jesús pregunta: ¿Creéis que puedo hacerlo? Ellos contestaron firmemente: “Sí, Señor” y Jesús tocó sus ojos y quedaron sanos. Todo sucedió conforme a su fe.

Jesús no puede negarse cuando alguien apela a su misericordia, pero siempre exige como condición la fe. Todo milagro en la vida de Jesús es milagro de fe. Ante la creencia sincera de la persona, Jesús obra el milagro.

Los ciegos que buscan a Jesús reciben su curación porque le piden que tenga compasión de ellos. También nosotros tenemos necesidad de que Jesús cure nuestras cegueras, nuestras oscuridades, nos dé una nueva forma de mirar, e ilumine nuestra vida. Cada Adviento es un momento para buscar la luz de Dios, la luz de Jesús que ilumine las sombras y confusiones que nos surgen en la vida. Cada Adviento es tiempo para buscar a Jesús, dejarse tocar por él, pedirle que ilumine nuestras oscuridades, y su nueva luz brille en nosotros.