Mar
30
Nov
2010

Evangelio del día

Primera semana de Adviento

¿Cómo van a creer si no oyen hablar de él?

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Hermanos:
Si profesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación.
Pues dice la Escritura:
«Nadie que crea en él quedará confundido».
En efecto, no hay distinción entre judío y griego, porque uno mis m es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar? ¿cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie? y ¿cómo anunciarán si no los envían? Según está escrito:
«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!».
Pero no todos han prestado oídos al Evangelio. Pues Isaías afirma:
«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?».
Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo.
Pero digo yo: ¿Es que no lo han oído? Todo lo contrario:
«A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los confines del orbe sus palabras».

Salmo de hoy

Salmo 18, 2-3. 4-5 R/. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Reflexión del Evangelio de hoy

  •  “¿Cómo van a creer si no oyen hablar de él?”

En la fiesta del apóstol San Andrés podemos destacar algunos rasgos que configuran su persona. En primer lugar, Andrés era un buscador. Porque buscaba en unión con Juan, Jesús le pudo sorprender con esta pregunta: “¿Qué buscáis?”. Más adelante oiremos a Jesús: “Buscad y hallaréis”. Eso fue lo qui hizo Andrés y descubrió a Cristo: “Hemos hallado al Mesías”. Y este encuentro de las cuatro de la tarde, de la hora décima, cambió su vida, porque quedó seducido por Jesús.

El segundo rasgo a destacar es la inmediatez de su respuesta ante la invitación de Jesús. Después del primer encuentro, cuando se vuelven a ver, y Jesús le dice junto a su hermano Pedro: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”, su respuesta, apoyándose en su primer encuentro seductor, es bien rápida: “Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron”.

El tercer rasgo está en su vivir como apóstol. En tres años de intimidad con Jesús, recibió un curso acelerado de su evangelio, oyendo a su Maestro y, sobre todo, viendo su manera de vivir, de pensar, de reaccionar, de relacionarse con Dios, con los hombres… Después de la muerte, resurrección y ascensión de Jesús, gastó su vida en proclamar y difundir eso que había aprendido y vivido en tan buena escuela y tan buena compañía. Sabiendo que era ofrecer a todos sus oyentes la mejor noticia que podían recibir en el intento de vivir la vida humana con ilusión, con esperanza, con sentido.