Jue
30
Abr
2009

Evangelio del día

Tercera Semana de Pascua

Nadie puede venir a Mí, si no lo trae el Padre

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».

Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.

El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».

Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».

Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».

E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».

El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».

Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».

Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.

Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.

Salmo de hoy

Salmo 65, 8-9. 16-17. 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Cualquier plataforma es buena

Felipe, dócil al Espíritu, emprende un camino nuevo y se dirige hacia el sur. El etíope, atraído por el judaísmo, ha peregrinado hacia Jerusalén y ahora vuelve un tanto decepcionado. No han llenado su corazón ni los tesoros de la reina de los que es el encargado, ni el culto vivido en Jerusalén que lo ha juzgado pura apariencia. Pero el etíope continúa en su intento de búsqueda. Los dos personajes se encuentran y Felipe evangeliza desde la sencilla oportunidad del camino a aquel que, lee  con interés y sinceridad, pero sin entender. Cualquier momento y cualquier plataforma son buenos para transmitir la Buena Nueva de Jesús.

Las expresiones de Lucas en este texto de los Hechos, están llenas de dinamismo: Felipe vive abierto al Espíritu. Cuando éste le manda ponerse en camino, se pone en camino. Cuando le insinúa que se acerque al etíope, lo hace corriendo, y ante la confesión de fe de éste, no duda en bautizarlo. Por su parte el eunuco, el buscador de la Verdad, ha encontrado por fin a aquel que llena su corazón y sigue el camino con alegría.

Hoy, de modo especial,  se constata que las personas necesitan  ser escuchadas. La prisa y el estrés no llevan al equilibrio y a la paz, por eso, hay  quien  dedica su tiempo a escuchar, sencillamente a escuchar a tantas personas que necesitan “decirse”. Una forma de transmitir el mensaje salvador de Jesús.

Las mediaciones hoy siguen siendo importantes.

  • Pan de Vida

Los títulos con los que Jesús se identifican son sencillos: Camino, Verdad, Vida…

En el texto del Evangelio de hoy, nos dice que Él es el Pan de la Vida. La palabra pan nos evoca: hogar,…cercanía,…cariño… Jesús, el Pan de la Vida es el regalo y el amor del Padre a la humanidad.

Al Pueblo de Israel le bastaba observar su historia para comprender que Dios está a favor de los oprimidos: lo sacó de la esclavitud de Egipto, lo alimentó en el desierto y lo condujo a la Tierra Prometida. Toda una Historia de Salvación.

Jesús, el Pan de Vida, supera al maná que alimentó al Pueblo de Israel en el desierto: “Vuestros padres comieron el maná y murieron”. Jesús, por el contrario, es el dador de la Vida plena: “si uno come de este Pan, vivirá para siempre”. En un pasaje del Evangelio de Juan, vemos a Jesús  que se compadece del pueblo hambriento y le da pan. Pero Jesús habla de otro pan: “El Pan que Yo voy a dar, es mi carne.”

Un proceso en la historia: el maná perecedero, el pan que sacia el hambre material y Jesús el Pan Vivo. Un proceso también en la humanidad de hoy. ¿Cómo llegar al Jesús Pan de Vida si el hambre material está matando a tantos hombres, a tantas mujeres y a tantos niños en nuestro mundo?

En Jesús encontramos a Dios, es verdad, pero es en el ser humano donde también se encuentra a Dios, donde se le acepta o se le rechaza.

La solidaridad de unos con otros nos llevará al Jesús Pan de Vida.